Todavía perplejo por la salvaje agresión sufrida por su madre y a punto de partir hacia la comisaría 27ª para interiorizarse de las últimas novedades en la investigación, Eubaldo Fornaciari descartó de plano que el móvil de la agresión haya tenido fines sexuales como los pesquisas estimaron en un primer momento. Asimismo, el hombre aclaró a La Capital que la situación familiar "no es holgada ni mucho menos" y atribuyó el hecho a "alguien que quizás pensaba que mi madre guardaba algún dinero". "Mi mamá solo vivía con una jubilación de 250 pesos y en los últimos meses compartía los gastos de la casa con un matrimonio que alquilaba una de las habitaciones", señaló Fornaciari al tiempo que aseguró que el trato diario entre los inquilinos y su madre "no era familiar ni mucho menos, porque esta gente hace sólo seis meses que estaba en su casa". Tras asegurar que la zona donde habita su madre es tranquila e iluminada, Fornaciari apuntó una particularidad: "La vereda de enfrente está poblada por casas de familias, de esquina a esquina. En cambio, del lado de los números impares hay solo negocios y un galpón, así que la única vivienda familiar es la de mi madre. Prácticamente no tiene vecinos". Sobre el hecho, el hijo de la víctima estimó que se habría producido las primeras horas del domingo, cuando algunos vecinos que se conectan con la vivienda por los fondos habrían escuchado gritos provenientes de la casa de la anciana. En el frente de la vivienda de Sarmiento 338 funciona el estudio contable de Eubaldo, quien vive a sólo a una cuadra y media de la casa de su madre. "Los domingos suelo ir a las 10 de la mañana a hacer algunas cosas en el estudio, pero justo ese día estuve haciendo compras y llegué al mediodía", se lamentó.
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