Año CXXXVI
 Nº 49.680
Rosario,
lunes  02 de
diciembre de 2002
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Música / Crítica
Una noche de blues puro para revivir la historia del género
Ciro Fogliatta ofreció un concierto sólo para exquisitos en el Parque de España

Pedro Squillaci / La Capital

No abundan las posibilidades de presenciar un blues tan fino y puro como el que hace Ciro Fogliatta. El pianista rosarino ofreció un concierto solo para exquisitos junto con su banda el sábado en el Parque de España. Desde su impronta blusera, tocó swing de los 40, dixie de los 60, gospel, jazz y boogie con oficio y actitud. Como si fuera poco, los músicos invitados de Rosario le dieron un plus de talento y jerarquía. Por si hacía falta.
De impecable traje gris, el ex integrante de Los Gatos subió al escenario del teatro Príncipe de Asturias como pidiendo permiso. Como si todavía tuviese que demostrar algo en su extensa carrera. Quizás él lo sintió así. Hacía tiempo que no venía a su ciudad presentando algo suyo. Y era la oportunidad de jugar de local haciendo lo que más le gusta: el blues.
Fogliatta interpreta cada tema con una soltura poco habitual. Si el espectador cierra los ojos y escucha su música puede imaginarse en cuestión de segundos que está en un bar de Mississippi o Louisiana, entre negros y humo de cigarrillo. "El blues nació de gente que sufrió mucho y se tradujo en canciones de esperanza", dijo en un tono didáctico en una de las pocas veces que se expresó en castellano. Es que para conservar el espíritu original de los temas que ejecutó, muchos de ellos de desconocidos autores de blues, decidió que todo su repertorio sea en inglés.
¿Qué hace que Fogliatta suene distinto? La sensibilidad con la que canta y la sutileza con la que toca el piano. Nada menos. Puede sonar divertido en un boogie rapidito como "Cho Ch' boogie", dulce en el swing "Love me", y hasta melancólico como en el gospel "Sixteen tons".
El trabajo rítmico de su mano izquierda en el piano hace que los temas mantengan el tempo y la cadencia del blues de los 50. Y desde ya que cuando tuvo que florearse con su mano derecha levantó a la platea en sostenidas ovaciones.
Un párrafo aparte merecen los músicos que lo acompañaron, entre los cuales el guitarrista Matías Cipiliano fue el que mayor ductilidad mostró con su instrumento. Sin embargo, el bajista Diego Arnal y el baterista Luciano Scalera sólo cumplieron su trabajo en un desempeño demasiado sobrio y con poco vuelo. Con sólo escuchar el disco "West end blues", que Fogliatta grabó para el sello Melopea, se puede comprobar cómo crece su producto cuando la banda de apoyo tiene un nivel superlativo.
Pero el plato fuerte vino con la invasión de rosarinos bluseros que oficiaron de músicos invitados. Bonzo Morelli demostró, haciendo solos o como segunda guitarra, por qué goza de un respeto contundente entre los artistas locales. Sandra Corizzo cantó "Spirit in the dark", de Aretha Franklin, en un registro altísimo que sorteó sin fisuras. Gabriela Sinagra interpretó un tema de Bob Morsey, "Evil call blues", con gracia y fuerza interpretativa. En tanto, Franco Capriatti lució con su armónica y también tuvo un buen trabajo Mario Elena, en guitarra y voz.
Cuando se fueron los bises, Fogliatta bajó del escenario con otro rostro. Estaba exultante. Había comprendido que ya no tiene que pedir permiso para subir a tocar. Y en el aire quedó flotando que el blues le debe un lugar que ya tiene merecido.



Sensibilidad y sutileza, las dos virtudes de Fogliatta. (Foto: Hugo Ferreyra)
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Ciro Fogliatta
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