Un adolescente de 17 años, que salía junto a un grupo de amigos de un boliche del macrocentro, fue brutalmente golpeado por un irascible motociclista con el que protagonizó un incidente de tránsito. El hecho derivó en una gresca entre varios muchachos que milagrosamente no arrojó males mayores. Poco después de las 5.30, el joven ingresó en coma respiratorio a un hospital de la zona sur de la ciudad y por la tarde se encontraba fuera de peligro, pero internado en terapia intensiva y bajo estricta observación. Todo ocurrió en la esquina de Alvear y Salta, el mismo lugar que un año atrás fuera escenario de una batahola fenomenal en la que participaron jugadores de rugby neocelandeses y que dejó gravemente herido a otro muchacho (ver aparte). Andrés M. caminaba junto a cinco compañeros después de haber disfrutado de la noche en el boliche La Roca, ubicado en la esquina de Salta y Oroño. Se dirigían hacia sus domicilios, ubicados a pocas cuadras del lugar cuando al cruzar calle Alvear todo se volvió confusión y pelea. "Nosotros caminábamos por Salta hacia el oeste. Ibamos cruzando Alvear cuando dos tipos en una moto que venía por Salta doblaron en esa esquina y casi lo atropellan a Andrés", contaron los amigos del joven reunidos en la puerta del Hospital Italiano, donde esperaban noticias sobre la salud del adolescente. Según cuentan los jóvenes, "el tipo de la moto paró y se bajó con el que lo acompañaba. Enseguida empezaron a insultarnos y a buscar pelea. Nosotros tratamos de evitarlo pero el que manejaba se le fue encima a Andrés, se trenzaron y empezaron a pegarse". Hasta que una trompada fulminante en plena cara hizo que Andrés golpeara su cabeza contra la vereda. Quedó inconsciente, boca arriba. Los ruidos acercaron a gente que tomaba algo en los boliches de la zona. Algunos intervinieron para tranquilizar, dividieron a los que peleaban y permitieron que el motociclista y su cómplice se subieran al rodado y huyeran. En tanto, alguien que los amigos de Andrés no saben reconocer llamó por teléfono al Comando Radioeléctrico y a una ambulancia. "Nos desesperamos un poco porque Andrés estaba muy mal y la ambulancia no llegaba. Pasó una privada, la paramos y el tipo que manejaba nos dijo que no estaba de servicio, que no podía hacer nada, y no fue capaz de bajar para darnos una mano. Después llegó la policía y lo llevó a Andrés hasta la casa", desde donde lo trasladaron al Hospital Italiano. Tanto Andrés como sus amigos terminaron días atrás sus estudios secundarios en el Instituto Virgen del Rosario. Y el pibe "se está preparando para cursar el profesorado de Educación Física", según comentaron los compañeros. En la sala de espera del Italiano, la mamá de Andrés superaba poco a poco el miedo vivido. "Sólo espero que esto sirva para que haya más vigilancia a la salida de los boliches. Los chicos salen a divertirse, van a pasar un rato de alegría y terminan así", reflexionó la mujer. Sobre el estado de salud de Andrés, dijo que por la tarde estaba "lúcido, bien, pero bajo un control muy estricto para ver si no hay lesiones internas". Y recordó que su hijo entró al hospital en coma respiratorio. "Hasta después del mediodía pensamos lo peor. Estaba con respirador artificial y nadie nos decía nada. Le hicieron todos los estudios posibles, una tomografía para ver si no había nada raro y por suerte ahora esta saliendo adelante y bien". Antes de poner fin al diálogo la mamá de Andrés remarcó una vez más: "La noche es tierra de nadie. Siempre le digo a mi hijo que no camine, que se tomen un taxi en la puerta del boliche. Pero uno no puede negarle que caminen libremente por la calle. Son estudiosos, buenos pibes, tienen que pagar las consecuencias de que que no haya el más mínimo control".
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