Un suboficial de la policía rosarina está preso bajo la acusación de de ser uno de los integrantes de la banda de malhechores que trece días atrás saqueó una pañalera, situada en la zona sur de la ciudad, a unos 150 metros de la Jefatura de la Unidad Regional II. Una medida judicial puso en aprietos al detenido ya que la víctima del robo lo apuntó, de modo inequívoco, en una rueda de reconocimiento en el subsuelo de Tribunales. No era la primera vez que Oscar Visciarelli, el empresario asaltado, lo individualizaba. Es que, después del atraco, Visciarelli observó al policía frente al Hospital Provincial. Este uniformado bajaba de una patrulla de la comisaría 4ª trasladando a un detenido. Al verlo el comerciante se restregó los ojos. "Este es uno de los tipos que me robó", se dijo. Tomó el número del móvil y fue derecho a la comisaría 21ª, donde antes había denunciado el golpe. Un golpe que no solamente había sorprendido por el volumen de lo sustraído, sino por la osadía con que fue cometido. La banda que efectuó el robo ingresó un ómnibus al comercio para acopiar un cargamento de artículos de perfumería y cerró la persiana metálica para asegurar un trabajo en calma. Los maleantes se llevaron incluso la camioneta del comerciante con pañales y máquinas de afeitar. Se esfumaron con mercadería valuada en 50 mil pesos, que no apareció. Fuentes judiciales y policiales identificaron al uniformado detenido como el cabo primero Teodoro Juárez, un efectivo que revista en la comisaría 4ª de La Paz 450. Quedó detenido por orden del juez de instrucción Jorge Eldo Juárez luego de que fuera señalado por el dueño del comercio en una rueda de personas. El día del robo, Visciarelli le había dicho a La Capital que uno de los ladrones usaba uniforme de la policía. El 14 de noviembre pasado, al menos cinco hombres llegaron a la pañalera de Benito Juárez 2644, encañonaron al comerciante y lo encerraron maniatado en su oficina. Después cargaron la mercadería en la camioneta del dueño del negocio en un viejo ómnibus Bedford en el que aparentemente habían arribado los ladrones. Visciarelli, de 60 años, llegó al local y estacionó su utilitario frente al portón de ingreso del depósito. No tuvo tiempo de abrir la puerta. Cinco hombres que aparecieron por atrás le colocaron un arma en la cabeza y lo introdujeron en el comercio. Una vez allí, lo condujeron a la oficina. Lo acostaron en el piso y le ataron las manos y los pies con un cordón y cinta de embalar. Cuando estaba en esa posición, los asaltantes le sacaron la billetera, un celular y sus documentos personales. Hasta que los maleantes desaparecieron había transcurrido una hora y media. En ese tiempo, desde el lugar donde estaba inmovilizado, el comerciante pudo escuchar cómo los delincuentes se reían a carcajadas mientras acarreaban dentífricos, insecticidas, desodorantes y cajas de shampoo en la Ford Transit de Visciarelli. Después para completar la tarea, los asaltantes metieron adentro del galpón el micro de color rojo y también lo llenaron de mercadería. Pero antes de irse, uno de los delincuentes que había saqueado el comercio lanzó una pregunta que dejó azorado al comerciante. "De tu casa, ¿se llevaron 4 ó 5 lucas?". La consulta aludía a un asalto que había sufrido Visciarelli tres días atrás en su casa de la zona oeste de la ciudad. Oscar estaba con su madre y un amigo cuando sufrió el robo.
| Oscar Visciarelli fue asaltado el 14 de noviembre. | | Ampliar Foto | | |
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