Marcela Isaías / La Capital
Guillermo se levanta a diario a las seis de la mañana, luego de una jornada laboral de no menos de 10 horas asiste por la noche a la escuela. "Las ganas de estudiar están", dice este alumno de 25 años que este ciclo culminará su secundaria en una escuela media para adultos. Otras versiones similares de la historia de Guillermo se repiten en sus compañeros de curso y grafican la realidad que caracteriza a la educación de adolescentes, jóvenes y adultos, que muy duramente pelea por ganarse un lugar en el sistema educativo. La matrícula de estos alumnos en el mapa de la educación provincial es importante: unos 28 mil estudiantes asisten a las Escuelas Medias para Adultos (Eempas) y más de 80 mil se reparten en la educación no formal, primarias nocturnas y programas de alfabetización. Es decir, representan prácticamente el 10% de la matrícula provincial. Los docentes que trabajan en esta modalidad saben que hay una diferencia sustancial entre la misma y la conocida como común. “Aquí los alumnos asisten voluntariamente, con ganas, nadie quiere perder el tiempo y todo les interesa", dicen las profesoras de la Eempa Nº1168 de Rosario, Alicia López Robledo y Lucía Di Caro. Basta entrar a un aula y charlar con los estudiantes como para borrar las dudas de estas afirmaciones. Así lo hace saber Ivana, una alumna de 19 años, embarazada de 7 meses de una nena y que también se graduará la semana próxima. También Mabel, de 20 años, con dos hijos de 7 y 2 años, que confiesa sentirse orgullosa de trabajar, estudiar y atender su casa. "El sacrificio vale la pena, porque tuvimos en su momento la oportunidad de estudiar y no la valoramos, ahora podemos recuperar este tiempo”, reflexiona para el grupo. Con Mabel coincide Silvina, mamá de una nena de tres años que ocasionalmente la acompaña esa noche a clases. "Pienso seguir estudiando un profesorado", cuenta. Darío, de 20 años, también manifiesta sus ganas de seguir formándose. "Estoy en una Eempa porque debí abandonar el secundario para ponerme a trabajar. Pero siempre tuve en claro que quería terminar la escuela. Ahora pienso ingresar a la policía", cuenta. El relato de Darío le pone nombre y apellido a las estadísticas que indican que el 37% de los adolescentes latinoamericanos (entre 15 y 19 años) abandonan la escuela antes de completar el ciclo escolar secundario (Cepal, "Panorama social de América Latina 2001-2002"). Los casi 350 alumnos que asisten a la Eempa Nº1168 -Mitre y Pellegrini- pertenecen a distintos barrios. El sacrificio por asistir -no se cansan de decir los alumnos- "vale mil veces la pena". Por si hiciera falta reforzar esta idea, la profesora Alicia López Robledo menciona el caso de una alumna de Baigorria que muchas veces llegaba caminando a la escuela por no tener plata para la tarjeta de colectivo. Es que en esta realidad el desgranamiento y deserción sólo encuentran su razón principal en el factor económico. Un recorrido por otros niveles de la educación de adultos no haría más que ratificar lo valorado en esta escuela. Sin embargo, la educación de adultos (adolescentes y jóvenes) es siempre materia pendiente cada vez que se la mira desde las políticas de Estado. Y esto se ve desde la misma ley federal que la incluye en un apartado referido a regímenes especiales, hasta la última decisión del ministro de Educación de Santa Fe, Daniel Germano, de fusionar esta modalidad con la de primaria. Cabe recordar que hasta que asumiera como titular de la cartera educativa, existía la Dirección provincial de Educación para Adultos, Alfabetización y Educación no Formal, con un director a cargo. Actualmente esta dependencia fue absorbida por la Dirección provincial de Educación Inicial, Primaria, Especial y Física. "Es fundamental revalorizar la modalidad de adultos en el sistema educativo", enfatizó el dirigente de la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (Ctera), Juan Balduzzi, al ser consultado sobre la cuestión en debate. "Este tema es central, sobre todo con la situación de cataclismo social que se vive en la Argentina", agregó el dirigente, que compartió el miércoles pasado un panel sobre trabajo y educación de adultos, con Carlos Cruccella y Humberto Cancela, en el congreso educativo organizado por la Dirección de Educación Municipal. Según este investigador de la Ctera, en "América Latina hay una tendencia a no darle importancia a esta educación destinada a los jóvenes y adultos, y por lo tanto a desplazarla a otros Ministerios o áreas. Así aparecen como políticas sociales (más que educativas), reflejadas en capacitaciones ligadas a los planes de empleos". La consecuencia de esta concepción de la educación para adultos es, según Balduzzi, "una educación reducida, enlatada en cursos de tres o seis meses que forman parte del paquete de políticas clientelistas, como la que se da paralelamente con los planes de Jefas y Jefes de Hogar, por ejemplo. O bien se la termina convirtiendo en la educación de los excluídos del sistema, en lugar de pensarla como una formación integral que apunte a formar ciudadanos críticos, pensantes. En fin como un derecho".
| |