Como en una sala de espejos de un parque de diversiones, la sociedad se mira en la televisión, mientras intenta determinar cuál de ellos es su fiel reflejo. En todos encontró una figura deforme y la reacción no se hizo esperar. Después de bajar a profundos niveles de descrédito a los políticos y los jueces, ahora la sentada en el banquillo de los acusados es la televisión. En consonancia con la voz del soberano y las nuevas pautas de regulación de contenidos esbozadas el jueves por el Comité Federal de Radiodifusión, la patria periodística rápidamente entendió de qué se trataba y puso de moda el llamado "juicio a la TV".
Esta práctica es común en las escuelas de periodismo. Los precursores son los profesores y alumnos del Iset 18 Mariano Moreno donde se cursan las carreras de periodismo y locución, juicio que se repite temporada tras temporada en otra escuela, el Taller Escuela Agencia (TEA). Pero este año con la repercusión social de la denominada "televisión basura" la misma pantalla se sumó a las críticas.
El primero de los dos ciclos locales que puso el dedo en la llaga fue el programa "De esto sí se habla" que, conducido por Jorge Brisaboa, se emite los viernes a las 23, por el Canal 6 de Cablevisión y Multicanal. Luego se sumó a la lista "Plan A", el envío moderado por Gustavo Rezzoaglio que va de lunes a viernes, a las 14, por Canal 3. En ambos programas se desarrolló un fuerte debate que tuvo como protagonistas a los propios periodistas involucrados en la tarea diaria de hacer, ver y criticar a la televisión.
La multiplicidad de voces se alzó en "De esto sí se habla" con Ricardo Luque (La Capital y Canal 5) quien, convencido de que "eso que está allí en la pantalla es la vida misma", no coincidió con Silvio Mario Valli (Radio 10) en considerar a la TV como un vehículo desnaturalizador, nocivo y hasta inservible para la solidaridad. Susana Rueda (Cablevisión y Canal 5) insistió con la palabra ideologización para referirse a la capacidad de la tele de moldear conciencias, al tiempo que Miguel Passarini (El Ciudadano) puso el énfasis en las tradicionales ideas de alienación e industria cultural. Por su parte, Sandra Valdettaro (UNR) tomó a la televisión como un objeto científico para aclarar que en sí misma, y le guste a la gente o no, la opinión pública se expresa en la pantalla con las mismas contradicciones que lo hace en el plano político y social.
Pero no todo terminó en esa emisión. Los productores del programa con Norma López a la cabeza decidieron repetir la experiencia y esta vez a los periodistas se sumaron dos hacedores Karen Martínez ("Rejuegos") y Diego Martínez ("Urbanos"), quienes destacaron la dedicación de los que producen televisión casi sin presupuesto, con ingenio y esfuerzo.
La masividad como handicap
Aunque quizás el más popular de los juicios a la TV fue el irradiado por "Plan A", debido a que se emite por un canal de aire, y porque consiguió juntar a una verdadera selección de periodistas y críticos locales. Osvaldo Bazán (Revista Noticias) llegó desde Buenos Aires para ofrecer su visión desde el mismo lugar de los hechos, es decir, donde se produce la "TV basura". Según Bazán, nada hace presagiar un cambio en los tan rechazados contenidos de violencia y sexo ya que son "imágenes del país que tenemos. ¿Por qué debemos tener una televisión diferente al país que tenemos?", se preguntó. La respuesta implícita fue retomada por Carlos Bermejo (Canal 3 y Radio Fisherton) para alentar la producción rosarina y evitar comparaciones con la TV porteña. Bermejo dudó de las mediciones de audiencia y le pasó el testigo a Daniel Briguet (UNR), incisivo a la hora de tildar a los talk show como "el psicoanálisis de los pobres" e interpretar el pudor popular delante de suicidios, infidelidades y riñas ante cámaras.
La nueva reglamentación del Comfer fue minimizada al igual que su capacidad de punición, al tiempo que Sonia Tessa (Canal 3 y Radio 2) reclamó una mayor presencia para todas las voces que componen la sociedad. El debate se calentó cuando la tribuna puso en duda la veracidad de las informaciones vehiculadas por Crónica TV, como ejemplo de la mediocridad catódica, y Juan Mascardi (Canal 3 y Canal 6) replicó esgrimiendo sus años de experiencia en la emisora mencionada. A ellos se adosaron Alejandro Simonetto (Radio 2) y Valeria Shapira (Canal 3) para ubicar el eje de discusión en la gente como destinataria final del proceso televisivo. Todos pensamientos del inconmensurable mosaico de opiniones del que se nutre la democracia y que sólo pretende una televisión de mayor calidad, a través del libre debate de ideas. Aunque en Buenos Aires no se consiga.