La policía desalojó ayer a la madrugada a los trabajadores de la fábrica textil Brukman, ocupada desde hace casi un año tras el cierre dispuesto por su dueños, aunque horas después los empleados con apoyo de los vecinos volvieron a retomar las instalaciones de la planta, situada en el barrio porteño de Once. El procedimiento, ordenado por la Justicia por "usurpación de inmueble", fue encabezado por efectivos de la División de Seguridad Pública de la Policía Federal, con apoyo de Infantería. El 18 de diciembre de 2001, los trabajadores (la gran mayoría mujeres) tomaron las instalaciones de la fábrica y comenzaron a administrarla por su cuenta, luego de que sus dueños comenzaran un proceso de quiebra y dejaran sin empleo a 115 personas. En el operativo realizado ayer en la avenida Jujuy 553 fueron llevados detenidos cuatro mujeres y dos hombres que hacían guardia en el lugar, los cuales permanecieron alojados durante varias horas en la Alcaidía de Investigaciones de la Policía Federal y posteriormente fueron liberados en horas de la tarde. Según denunciaron representantes de los empleados, la policía reprimió y golpeó a quienes estaban adentro de la fábrica, incluso a dos niños. A raíz de esta situación, dirigentes del Partido Obrero (PO) convocaron a vecinos, a las asambleas populares y al conjunto de las organizaciones piqueteras a concentrarse en la sede de la empresa Poco después de las 11, el grueso de los manifestantes ingresó al edificio y retomó las instalaciones, donde estaban apostados los efectivos de Infantería. "Brukman es de los trabajadores, y al que no le gusta, se jode, se jode", gritaban los empleados, que mantuvieron la fábrica ocupada durante el último año, tras el cierre. Brukman emplea actualmente a 56 personas, que cobran el mismo salario mensual sin distinción de jerarquías. El sábado 16 de marzo de este año, guardias de Infantería también habían protagonizado un hecho de similares características, ya que por orden del juez Enrique Velázquez habían desalojado a tres mujeres y una nena que había en el interior de la planta. Pero 200 personas de organizaciones sociales que concurrieron a dar su apoyo lograron reinstalarse en la fábrica.
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