Ecuador elige presidente entre dos populistas

Jorge Ortiz

Quito.- Ecuador elegirá hoy entre un populista de izquierda, que encabezó un intento de golpe de Estado, y un populista de derecha, que es el hombre más rico del país, a su presidente para el período 2003-2007, con la tarea de superar la crisis económica más grave de su historia. Lucio Gutiérrez, de 45 años, un coronel del ejército que irrumpió en la política en enero de 2000 cuando estuvo al frente de un fallido golpe de Estado de indígenas y militares de izquierda, es el amplio favorito para ganar las elecciones, con una ventaja de entre 15 y 20 puntos, de acuerdo con las últimas encuestas. Su rival, que empezó la campaña como amplio favorito pero perdió fuerza paulatinamente, es Alvaro Noboa, de 52 años, heredero de la mayor fortuna del país y que en 1998 perdió apretadamente la elección presidencial con su oferta de hacer de Ecuador un país tan próspero como son sus empresas.
Durante los cien días de la campaña, que fue la más pacífica en la historia de Ecuador, ninguno de los dos candidatos fue específico en el anuncio de sus planes y propuestas. Por lo tanto, según destaca la prensa local, "esta elección abre un futuro lleno de incertidumbres".
Gutiérrez, postulado por el apoyo de los grupos más radicales de la izquierda, dijo reiteradamente tras su triunfo en la primera ronda electoral, del 20 de octubre, que es un hombre sin ideología, que si gana las elecciones gobernará "sin ninguna atadura política, con los mejores hombres y mujeres del país". Una oferta similar a la que hizo Noboa.
Esa falta de definiciones, sumada a un creciente escepticismo en la política, podría derivar en la duplicación del índice histórico de votos nulos, que hoy podría llegar al 20%, lo que, según los analistas, afectaría los ya graves problemas de gobernabilidad de un país políticamente muy fragmentado.
Ecuador ha vivido en los últimos años graves crisis políticas y económicas. La consecuencia de tantos sobresaltos es precisamente la elección de hoy, en que Ecuador elegirá entre dos populismos que no le dan suficientes certezas ni le garantizan la gobernabilidad. (DPA)