Año CXXXVI
 Nº 49.672
Rosario,
domingo  24 de
noviembre de 2002
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Chubut: Una ilusión compartida

Hace más de 50 años, un puñado de pioneros catamarqueños abandonó su soleada tierra natal y puso proa hacia la chubutense Comodoro Rivadavia, atraídos por el futuro promisorio que auguraba la explotación petrolera.
Con sus alforjas cargadas de ilusiones, su cultura y tradiciones, y su devoción por la Virgen del Valle, fundaron el popular barrio de Laprida -más conocido como de los "cata"- un trozo de Catamarca en pleno corazón de la Patagonia, que ellos levantaron a pulmón.
Hoy el barrio cuenta con unos 10 mil catamarqueños y es la comunidad de residentes más grande de la región patagónica, aunque también conviven con algún que otro riojano.
Aquellos hombres audaces dejaron el calor de su tierra, las cosechas de olivos, nueces y uvas para afincarse a 3 mil kilómetros al sur, entre la nieve, con temperaturas de dos dígitos bajo cero y con las manos sucias de petróleo.
Corría 1945 cuando llegaron los primeros catamarqueños a Comodoro Rivadavia, alentados por el futuro promisorio y las perspectivas de progreso que generaba la explotación petrolera.
De aquellos adelantados y luego fundadores del coqueto y forestado barrio Laprida, los residentes recuerdan a las familias Porcú, Mamaní, Carrizo, Argüelles, Casas, Funes, Caram, Ocampo, Alaniz, Villacorta, Navarro, Orquera y Perea.
Los catamarqueños eligieron un lugar muy parecido al de donde venían, un valle rodeado de cerros, en cuyo faldeo construyeron las primeras casas. Venían de trabajar la tierra, de las cosechas de uva y olivos y se encontraron con una realidad totalmente diferente: la industria del petróleo.
Los nuevos pobladores se desempeñaban como "peones boca de pozo" en la entonces petrolera estatal YPF. El brusco cambio de clima y las duras condiciones de vida dejaron sus huellas, años después, en el físico de aquellos hombres.
En Laprida todo fue a pulmón. Los catamarqueños trabajaban en YPF pero ellos hacían sus propias casas. En 1952 fundaron la asociación vecinal y empezaron a trabajar para que el barrio contara con servicios de luz, agua y cloacas.
El barrio se fue poblando lentamente hasta que entre 1950 y 1960, de la mano del "boom petrolero", se registró la mayor "inmigración" catamarqueña.
El 8 de diciembre -día de la Virgen del Valle y patrona de Catamarca- el barrio entero venera a la santa y los vecinos expresan su fe religiosa con multitudinarias procesiones. Los que pueden, viajan en micros y en caravana hacia su provincia.
El día de la virgen se moviliza mucha gente, pero otro acontecimiento masivo son los carnavales: en Laprida se hace una megamuestra catamarqueña, con disfraces multicolores y un despliegue de la exquisita gastronomía provinciana.


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