Cuando juega fuera de casa -y más todavía ante los equipos fuertes de la categoría-, Argentino depende de dos circunstancias para rescatar un resultado positivo: necesita tener un día inspirado y que, al mismo tiempo, su rival juegue por debajo de su nivel habitual. Caso contrario, la sensación es que el regreso a Rosario será indefectiblemente con la cabeza gacha. Enfrentar a Ferro, el ahora único puntero del campeonato, suponía una parada riesgosa. Y, como el fútbol es impredecible pero la lógica sale a escena más seguido que los imponderables, el albo, que no gana de visitante desde el torneo anterior, recibió una de esas goleadas que reflejan a las claras las diferencias entre un equipo y otro.
De a ratos pareció que se enfrentaban dos conjuntos de categorías diferentes. A decir verdad, no se necesita ser demasiado perspicaz para llegar a la conclusión de que jugador por jugador, calidad individual por calidad individual, la distancia es enorme. Por algo Ferro le apunta al ascenso y los salaítos, a engrosar su preocupante promedio. Para colmo, los planes de Argentino hicieron agua de entrada: a los 5 minutos Ferro ya estaba 1 a 0 arriba con un cabezazo bajo de Salmerón.
Los salaítos, que se habían preparado durante toda la semana, para esperar a su rival y salir rápido de contragolpe, se encontraron de pronto con la obligación de ir a buscar. Jorge García realizó un par de jugadas en las que demostró su habilidad y espíritu ofensivo, pero su aporte resultó insuficiente porque el equipo nunca consiguió establecer un circuito de ataque confiable.
Cada vez que se proponía lastimar, Ferro hacía tambalear la estructura defensiva de Argentino. Y, a los 23, Salmerón anotó el segundo con otro cabezazo después de que Campestrini le tapara un mano a mano. Antes del descanso, absolutamente necesario para esos jugadores que corrieron bajo un sol que calentó la temperatura hasta 35 grados, el albo le generó un par de problemas al fondo local vía Pierani.
Esperanzado en modificar el rumbo del juego, Taffarel mandó a la cancha a Sebastián Ferreyra y Amaya por Cerioni y García a los 5 de la etapa final. Pero las buenas intenciones del técnico chocaron contra la realidad unos segundos más tarde: centro de Klein y entrada goleadora de De Porras. Después del 3 a 0,todo fue descartable: imprecisiones, intentos infructuosos de parte de ambos y cero profundidad.
Hasta que, a los 43', los ingresados Mario Costas y Daniel Verón quisieron demostrarle a Daniel Raimundo que ellos también pueden jugar desde el arranque y Ferro le dio el último golpe a Argentino. Como están dadas las cosas (no gana de visitante desde hace nueve fechas; la última vez fue en el torneo anterior), Argentino debe hacerse cada vez más fuerte como local. Jugar de visitante lo incomoda tanto como a un atleta correr con zapatillas de plomo.
Síntesis
Ferro 4: Bangert 6; Sekagya 8, F. González 5, Tula 6 y Velázquez 6; Rúgolo 6, Décima 6, Cardone 5 y Klein 6 (75' Verón); Salmerón 7 (78' Costas) y De Porras 6 (85' Díaz). DT: D. Raimundo.
Argentino 0: Campestrini 5; Vella 4, Sciretta 4 (71' Rubio), Calabuig 4 e Iriarte 4; Raschetti 4, Ruffa 4, Cerioni 4 (50' Amaya 4) y J. García 5 (50' Ferreyra 4); Vázquez 4 y Pierani 5. DT: A. Taffarel.
Cancha: Ferro.
Arbitro: Alejandro Toia (6).
Goles: 5' y 23' Salmerón, 50' De Porras y 88' Verón (F).
Incidencias: No hubo.
La Ciudad
