Es el comodín de Russo. Pablo Sánchez puede jugar de enganche, o de doble cinco, de acuerdo a lo que sugiera el desarrollo del partido y fundamentalmente de lo que mande el resultado. Quizás ese sea el aporte más valioso: modificar su ubicación en medio de un partido. Una especie de polifuncional con experiencia. "Estoy a las órdenes del entrenador. Más allá de eso son dos posiciones que me gustan", reconoció Vitamina después de que un día antes Russo barajara la posibilidad de jugar con doble enganche o doble cinco de acuerdo a las circunstancias. -¿Te perturba modificar tu lugar en la cancha en medio de un mismo partido? -No, para nada. No tengo problemas. La diferencia entre jugar de enganche y de doble cinco es retroceder un poquito en la cancha. En una función se colabora más en el medio y en la otra se trabaja más en ataque. No varía mucho. Por ahí hasta me tocó cambiar de enganche a volante por derecha o por izquierda. Allí sí es un poco más complicado. Esas son variantes más amplias que la otra. -¿El equipo se acomodó rápido al nuevo esquema? -Sí, pero en realidad el técnico todavía no nos confirmó que vamos a jugar con línea de tres. En los dos partidos anteriores el esquema fue muy similar al del ciclo anterior. -¿Cuál es el aporte de los jugadores más experimentados para este momento que vive el plantel después de lo que pasó en la cancha de Unión? -Es más o menos lo que repitió el técnico durante todos estos días. Ese partido ya pasó, ya terminó y hay que pensar en Banfield. Los puntos del sábado pasado se perdieron, son irrecuperables y no estamos en una situación que nos permita lamentarnos. Tenemos que mirar para adelante y pensar en el próximo partido para tratar de que los puntos se queden acá. Sería muy bueno que convirtiéramos al Gigante en una cancha que sea imposible para los rivales. La idea de los más grandes coincide en líneas generales con lo que nos dijo durante estos días el entrenador. -Uno de los peores pecados que podrían cometer el domingo es salir a la cancha obsesionados con el arbitraje. -No, no, ya está. No nos podemos volver locos. Nos jugaron una mala pasada, las cosas no nos salieron como pensábamos. Es cierto que podríamos estar mucho más tranquilos, jugando en casa y disfrutando de un triunfo muy importante como visitantes en Santa Fe. Sin embargo, no fue así, estamos complicados. No estamos para pensar en Unión, sino en Central y en cada final que nos toca afrontar. -¿Te acordás cuando decías que cada vez que te dirigía Giménez era una garantía? -Me gustaba, me gustaba como Castrilli inclusive. Pero realmente en dos partidos puntuales me demostró que se equivoca y mucho. Me refiero al clásico aquel que perdimos 2 a 1 con Newell's con un gol de Saldaña sobre la hora, en el que no nos cobró dos penales, uno a Arriola y otro a mí, y el partido del sábado que nos dejó con muchísima bronca.
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