El líder del Apertura, Independiente, perdió ayer ante un duro Banfield por 2-1, en Liniers, y el certamen adquirió una emoción extraordinaria porque Boca Juniors, su próximo rival, quedó a tres unidades y puede alcanzarlo en la fecha siguiente si lo vence en Avellaneda. Independiente, que jugó uno de sus peores partidos en el campeonato, estuvo en ventaja con un gol de Federico Insúa en la primera parte, pero en el complemento Banfield revirtió la historia con tantos de Adrián González y Walter Jiménez. El equipo de Américo Gallego quedó con 39 puntos y Boca, que venció a Talleres, llegó a los 36. El próximo domingo ambos se verán las caras en Avellaneda por la penúltima jornada del Apertura. Y en la última fecha, el fixture -a priori- favorece a Boca porque el equipo de Oscar Tabárez recibe Rosario Central, mientras que Independiente visitará a San Lorenzo. Banfield fue mejor durante la parte inicial pero Independiente se puso en ventaja al aprovechar una de las pocas situaciones generadas con un zurdazo bajo de Insúa que sorprendió a Lucchetti. La ventaja fue un premio exagerado para el conjunto de Gallego, que no tuvo brillo en su funcionamiento y se repitió en pelotazos frontales para Silvera, quien luchó sin éxito frente a los seguros centrales del local. Banfield, en cambio, puso la pelota contra el piso, juntó a los volantes con Cervera, uno de sus extremos, y le dio bastante trabajo a Leonardo Díaz. El ex Colón neutralizó dos peligrosos cabezazos de Colautti (6 y 17 minutos) y un disparo a la carrera de Walter Jiménez (11'), que tenía destino de gol. Quizás a Banfield, en el primer tiempo, sólo le faltó precisión en el remate de cada acción de ataque para -al menos- concretar un empate que merecía largamente. Esa efectividad sí la tuvo en el segundo tiempo y entonces el resultado se acercó a la lógica de acuerdo a lo visto en el césped. En el complemento el conjunto de Luis Garisto prolongó su dominio y lo acentuó ante un rival que tuvo 11 figuras decorativas en la cancha. Independiente, en toda la tarde no pudo encontrarle solución a la inexpresividad de su juego y tampoco al fútbol que volcó Banfield sobre el costado izquierdo de su ataque. Aislado Silvera, apagados sus volantes, frágiles sus defensores, Independiente se sostuvo con una buena actuación de su arquero Díaz, quien sin embargo no pudo evitar la derrota. Banfield avisó en el inicio del segundo tiempo su potencial con un gol mal anulado a Roberto Colautti por una supuesta posición adelantada. Y luego continuó con su dominio del rival hasta que Adrián González, a los 23 minutos, estableció el empate de zurda, tras un centro enviado desde la izquierda por Garrafa Sánchez, que Serrizuela no alcanzó a despejar. El ingreso de Sánchez fue importante para que el equipo local encontrara claridad en la definición de cada acción de ataque. Banfield parecía conforme con la igualdad pero, no obstante, insistía en ofensiva porque sabía que su rival era vulnerable y que no estaba en su mejor tarde. Entonces, a tres minutos del final Bilos escapó una vez más por la izquierda, envió un centro al área y Jiménez -el mejor de la cancha- se anticipó a la defensa y definió de cara a Díaz. Ese gol enmudeció a Avellaneda, provocó delirio en La Boca y le sumó emoción y suspenso a la definición del título.
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