Año CXXXVI
 Nº 49.664
Rosario,
sábado  16 de
noviembre de 2002
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El ejército colombiano rescató a los sacerdotes secuestrados
El presidente del Celam, monseñor Jiménez, y el cura Orjuela estaban cautivos por las Farc desde el lunes

Bogotá. - El presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), monseñor Jorge Jiménez, y el sacerdote Desiderio Orjuela fueron rescatados sanos y salvos ayer por fuerzas militares, en una operación en la murieron dos presuntos rebeldes. "Los dos religiosos fueron rescatados en una operación efectuada en la localidad de Topaipí, cercana a Zipaquirá (40 kilómetros al norte de Bogotá)", según señaló un portavoz del comando de la V división del ejército.
Monseñor Jiménez y el sacerdote Orjuela, secuestrados el pasado lunes cerca de Zipaquirá, fueron rescatados ayer al mediodía. La ministra de Defensa colombiana, Martha Lucía Ramírez, indicó que la liberación de los dos religiosos obedeció a una acción que se desarrolló desde el mismo lunes de su secuestro. La ministra Ramírez afirmó que campesinos de Topaipí, en el departamento de Cundimarca, indicaron a la fuerza pública el lugar del cautiverio.
Previamente un portavoz de la V división del ejército confirmó que los dos religiosos fueron rescatados en una operación efectuada en la localidad de Topaipí, cercana a Zipaquirá. En la operación de rescate fueron abatidos dos presuntos rebeldes de las Farc y arrestado otro. Los captores habían recluido a los dos religiosos en una vivienda precaria de una zona montañosa de Topaipí, donde irrumpieron las tropas regulares.
"Yo siempre confié en Dios; fue un momento importante para pensar en Dios", comentó monseñor Jiménez pocos minutos después de ser rescatado. Con respecto a la solidaridad que este secuestro despertó en el mundo, monseñor Jiménez agradeció "a todos los que con su oración y su simpatía nos acompañaron".
Monseñor Jiménez, obispo de la localidad de Zipaquirá, fue secuestrado junto con el párroco de la población de Pacho en momentos en que se dirigían a una aldea cercana a esa localidad, donde tenían previsto realizar un acto litúrgico. Los religiosos fueron interceptados por un comando armado que los condujo hacia una zona montañosa con la promesa de que serían liberados en las siguientes horas.
El secuestro provocó el repudio de la Iglesia Católica en todo el mundo que llevó al Papa Juan Pablo II a exigir una inmediata liberación. El presidente Alvaro Uribe había anunciado una recompensa de unos 36.000 dólares para quien suministrara información que condujera el "rescate sano y salvo" de monseñor Jiménez.
La liberación se produjo en momentos en que hay en Colombia un debate sobre la conveniencia de rescatar a sangre y fuego a los secuestrados o negociar un acuerdo humanitario. El gobierno puso en marcha un programa de seguridad democrática, que, sumado a la red de un millón de cooperantes, incluye el reforzamiento de la fuerza pública y el otorgamiento de facultades especiales al ejército. Uribe decretó el estado de excepción el pasado 12 de agosto para poner en marcha el plan de "seguridad democrática". (AFP y DPA)


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