Año CXXXVI
 Nº 49.664
Rosario,
sábado  16 de
noviembre de 2002
Min 20º
Máx 31º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





Editorial
Sida: se abre una esperanza

El anuncio de que el año que viene se iniciarán las pruebas con seres humanos de una novedosa vacuna contra el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida) luego de alentadores resultados obtenidos con monos, que fue realizado por el portavoz de una compañía química británica, abre una nueva ventana de esperanza en el marco del combate contra el mal. La violenta expansión que ha experimentado el sida en el planeta, sobre todo en las regiones más pauperizadas, provoca lógica alarma. Más aún si se recuerda que la disparidad de recursos materiales entre el poderoso Norte y el sumergido Sur del globo tiende a incrementarse, en vez de a disminuir. Y que lo que sin dudas constituye una epidemia a nivel planetario ya no se puede evaluar como un problema vinculado estrictamente con la salud, sino que afecta de manera grave la esperanza de vida y el desarrollo económico de muchos pueblos.
La novedad aplicada para la elaboración de la potencial futura vacuna consiste en la utilización de una pequeña porción de ADN del virus del sida. La misma estrategia podría ser utilizada, según reveló la empresa del Reino Unido que financia las investigaciones, en posibles vacunas contra el herpes y el cáncer. Se tratan estos, fuera de toda duda, de avances vinculados a los enormes progresos que se registran en el terreno de la ingeniería genética, que se posiciona como una de las ramas clave de la ciencia en el recientemente iniciado siglo veintiuno.
Si se recuerda que en el planeta hay cuarenta millones de personas afectadas por la enfermedad, y que de éstas veintiocho millones y medio habitan en el Africa subsahariana, se adquirirá conciencia más precisa de la magnitud de la amenaza. Sobre todo si al último dato se le agrega el hecho de que en Africa apenas treinta mil pacientes tienen acceso al tratamiento.
Hasta el presente, la especie humana ha sabido enfrentar con éxito los más duros desafíos sanitarios. La temible viruela y la invalidante poliomielitis, auténticos flagelos del pasado, fueron -entre muchos otros y terribles males- vencidos por la inteligencia y la abnegación de los hombres. El sida, auténtica peste negra de esta época, todavía no ha podido ser derrotado y sigue su avance. Ojalá que el esfuerzo conjunto rinda finalmente los frutos que todo el mundo aguarda con ansiedad y esperanza.


Diario La Capital todos los derechos reservados