San Jorge.- Cuatro ladrones armados y encapuchados perpetraron ayer un golpe comando en un molino harinero de esta ciudad del cual, tras reducir y maniatar a varios empleados, huyeron llevándose un botín de 986 mil pesos y lecop. Hasta anoche, a pesar de un megaoperativo desplegado por las policías provinciales de Santa Fe y Córdoba, los investigadores no habían podido localizar a los asaltantes que fueron descritos por los testigos como "jóvenes y poco profesionales".
El audaz atraco ocurrió entre las 6.45 y las 7.15 en las oficinas centrales de la firma Molinos y Establecimientos Harineros Brüning SA. A esa hora, cuando sólo algunos pocos empleados habían ingresado al establecimiento, los maleantes accedieron al predio de la empresa a punta de pistola y por una puerta lateral. Enseguida amenazaron al encargado de calderas, de apellido Lelli, y lo redujeron obligándolo a conducirlos hasta la oficinas administrativas.
Una vez en el lugar, los sorprendidos por la situación fueron tres empleadas y un operario que llegaron a cumplir con sus tareas. Todos ellos fueron reducidos al igual que Lelli y atados con las cintas de embalar que los maleantes encontraron en algunos escritorios. En tanto, por el portón principal de la empresa el grueso del personal ingresaba a prestar tareas en distintas dependencias sin advertir lo que ocurría dentro de las oficinas.
Jóvenes y nerviosos
Según trascendió de la investigación, uno de los asaltantes se quitó el pasamontañas que lo cubría en reiteradas oportunidades, por lo que se deduce que no tenía temor a ser reconocido y eso indicaría que no sería residente de la zona. En este orden, testigos dijeron que los atacantes eran personas jóvenes, de pelo corto y que se mostraban algo nerviosos pero seguros de sus movimientos y con un gran conocimiento del terreno.
Con la situación controlada, los delincuentes se trasladaron a una sala que cumple las funciones de bóveda bancaria en la cual se archivan los valores. Los pesquisas dijeron que la puerta del recinto se abre con dos llaves: "Una estaba en poder de una de las empleadas reducidas y la otra guardada en un escritorio", comentó un vocero. Una vez adentro de la sala, los ladrones abrieron las cajas de seguridad y embolsaron el dinero.
Sin ejercer violencia, los ladrones se llevaron el botín y le exigieron a Macarena de Trucco, una de las empleadas, que los acompañara para garantizar su huida. Atemorizada, la mujer se negó y ofreció a cambio la llave de su Fiat Duna gris. Con ese vehículo el cuarteto escapó de la ciudad por caminos rurales hacia la localidad de San Martín de las Escobas -ubicada a unos 47 kilómetros-, donde abandonaron el rodado en el cruce de la ruta nacional 34 con la provincial 43.
Momentos después del hecho, cuando los directivos de la empresa propiedad de Sergio Taselli aún no habían llegado al lugar, y a pesar de que los empleados administrativos de mayor jerarquía ordenaron al personal que evite hacer declaraciones a la prensa, trascendió que los malhechores portaban pistolas calibre 11.25 y 9 milímetros.
Una fuente policial indicó que la hipótesis mas firme que tenían era que en el suceso habría participado una persona vinculada a la empresa como entregador del golpe. También dijeron que "hay muchos indicios de que los ladrones no eran profesionales pero conocían bien el lugar, al igual que la zona rural por donde escaparon, debido a que la traza de los caminos es intrincada y es muy factible desorientarse".
Si bien no hubo información por parte de la firma acerca de la cantidad de dinero sustraído, fuentes policiales aseveraron que el registro contable interno de la firma destacaba que eran 986 mil pesos y lecop, sin discriminar qué cantidades exactas en cada moneda. Si bien no era habitual que existiera ese monto en la bóveda, "en estos últimos días se había acumulado para realizar los pagos de trigo".
Al cierre de esta edición la policía no había logrado establecer como siguió la huida de los maleantes tras abandonar el auto de la empleada en el cual salieron del molino. Aunque contaban con el fotofit del hombre que se sacó el pasamontañas delante de los trabajadores reducidos.