El polo progresista entre Alternativa para una República de Iguales (ARI) y el Partido Socialista (PS) sigue en terapia intensiva y con pronóstico hiperreservado. Si bien la líder y candidata presidencial arista, Elisa Carrió, anunció el lunes pasado el principio del fin, tanto desde el entorno de la diputada como algunos de sus socios políticos parecieron bajarle el perfil a la discusión. Rubén Giustiniani, secretario general del socialismo, admitió ayer el deterioro de la relación, aunque dio señales de querer revertir la situación: "Sería negativo para la sociedad que no podamos construir un alternativa de centroizquierda frente al justicialismo". Y, pese a que sus pares de la conducción se despacharon con duros cuestionamientos (ver aparte), nadie interpretó como un portazo las palabras de Lilita.
El sábado, la dirigencia socialista no fue al acto de lanzamiento de la candidatura de Carrió, que se realizó en la Capital Federal, y le envió a la chaqueña una carta fijando una posición crítica para el futuro de la coalición. Rápidamente, la legisladora embistió: "Este capítulo está cerrado. A mí nadie me extorsiona".
"Vamos a seguir dialogando, incluso con los que no quieren hacerlo. Es necesario un frente de centroizquierda con reglas de funcionamiento. Hay que hacer una coalición programática y electoral que después se transforme en otra de gobierno", le dijo Giustiniani a La Capital, quien ayer presentó su proyecto para despenalizar el aborto sin la presencia de los legisladores aristas.
Tras advertir que "nunca hicimos un contrato de adhesión", el diputado prefirió no hablar de una ruptura con el ARI. Y, en ese sentido, repasó las declaraciones de Carrió: "Ella afirmó primero «este capítulo está cerrado», pero, por otro lado, «voy a hacer lo que mi partido diga»".
El PS sigue aguardando respuestas a tres interrogantes clave. "Está la cuestión programática, que ya la hicieron pública y habrá que analizar algunos puntos; el funcionamiento de una coalición, porque pedimos reglas claras, y la participación en el debate de la fórmula. No queremos imponer un candidato, aunque tampoco enterarnos por los diarios sobre quién es el postulante a vicepresidente", precisó Giustiniani.
Pero, ¿qué ocurrirá si en el ARI no se hacen eco de estos reclamos? "La semana próxima, cuando se reúna la comisión, resolveremos", aseveró el legislador, quien descartó que el conflicto radique en que el socialismo demande para sí la candidatura a vicepresidente. "Eso es totalmente falso, nunca se planteó. Además, ¿de qué postulaciones hablamos si la elección del 30 de marzo está difusa?", enfatizó.
"Nunca hicimos seguidismo ni vamos a cambiar", subrayó Giustiniani, quien, pese a reconocer los cortocircuitos con Carrió, sentenció: "Espero que todo esto se revierta, porque sería negativo para la sociedad que no podamos construir un alternativa de centroizquierda frente al PJ".
Mientras varias voces desde el PS insistieron en que la situación es "muy complicada", dirigentes del ARI, que pidieron estricta reserva de fuente, revelaron a este diario que "hubo presiones para que el candidato a vicepresidente sea socialista".
El retruque llegó como un acto reflejo: "Nunca planteamos una extorsión. Si hasta (el intendente Hermes) Binner dijo que no quería ir por la vicepresidencia. Además, no concurrimos al acto porque, ¿qué íbamos a hacer, aplaudir un programa que no conocíamos?".
Saliendo al cruce de esta réplica, en el ARI aseguraron que a quince días de la realización del acto en el Teatro Coliseo el diputado del PS Oscar González "tuvo en sus manos las bases que presentó Lilita, incluso antes que los legisladores del interbloque". Y dispararon: "Habrá un problema de comunicación entre ellos".
En tanto, en declaraciones realizadas a LT8, el diputado provincial socialista Eduardo Di Pollina alertó que si Carrió "pretende ejercer una conducción de un modo personalista, tendremos grandes diferencias". Además, reconoció que las relaciones "están tensadas al máximo".
Próximos pasos
Por lo pronto, entre los socialistas prevalecerá cierta prudencia para evitar ser estigmatizados como los gestores del quiebre. Aunque, y no se cansan de repetirlo, la idea de construir un polo de centroizquierda no se agotará en el ARI ni en el propio PS. El objetivo apuntará a conseguir una mayor amplitud.
En el frente arista, paralelamente, resaltaron que no existe la intención de ruptura, porque "sería una locura plantearla". De todos modos, dejaron bien en claro que no aceptarán "chantajes permanentes". El final del culebrón sigue abierto.