Año CXXXV
 Nº 49.661
Rosario,
miércoles  13 de
noviembre de 2002
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Una máquina productora de éxitos con patente de industria nacional
Mambrú, el nuevo grupo surgido de "Popstars", bate récords de ventas
El quinteto vocal surgido del reality show musical de Telefé confirma que se puede fabricar un éxito

Marcelo Menichetti / La Capital

Mambrú, el quinteto que surgió de la segunda versión de "Popstars", está en todas partes: en la televisión, en el teatro, en las disquerías, en las carpetas de las teenagers y, por supuesto, en las radios de hits. El suceso de "A veces", primer corte del álbum debut del grupo, comprobó que la televisión se ha convertido en una factoría capaz de armar un producto de consumo masivo con éxito garantizado. Un fenómeno que pone contentos tanto los chicos que compran discos y sueñan el éxito instantáneo como a los popes de la industria discográfica que cuentan el dinero.
Emanuel Ntaka, Germán Tripel, Gerónimo Rauch, Milton Amadeo y Pablo Silberberg integran el conjunto que hizo su primera presentación pública en "El Show de Videomatch". Desde entonces el ascenso del grupo no se detuvo y, mientras las caras aniñadas de los Mambrú encendían las portadas de las revistas del corazón, un merchandising que incluye hasta lo inimaginable empezó a venderse como pan caliente. Pero el clímax llegó cuando el grupo desembarcó en del teatro Gran Rex de Buenos Aires y, en siete vibrantes funciones, reunió a 25 mil espectadores.
No se dejaron cabos sueltos: frente a la puerta del teatro donde debutaron los nuevos astros se vendieron pañuelos, vinchas, posters, cinturones y hasta corpiños con el nombre del grupo estampado en grandes letras negras. La idea es que los seguidores del quinteto, que aprendieron a querer a los chicos viendo "Popstars", no se queden con las ganas.
El segundo gran producto de la factoría de Gustavo Yankelevich (el primero fue Bandana) también grabó un álbum que, luego de vender 62 mil unidades, se convirtió en disco de platino.
Sin embargo, el director artístico de la placa, Afo Verde, negó que Mambrú sea un producto comercial. "Cada uno de los Mambrú estaba en la búsqueda de alguien con quien formar un grupo -comentó a La Capital-. Creo que la frescura se la sacás si no dejás volar al artista, si evitás que muestre lo que sabe hacer".
Los chicos de Mambrú tienen personalidades diferentes y su elección, realizada concienzudamente por los jueces de "Popstars", no fue antojadiza. Milton Amadeo tiene 21 años y es fanático de los Beatles; Emanuel Natka, de 24, ama el rap y el reggae; Gerónimo Rauch, de 24, es fan de Queen y Germán Tripel, de 22, admira a •N Sync, mientras que Pablo Silberberg, con 18 años, confiesa su admiración por el heavy metal. Un cóctel para todos los gustos.
"Componer temas para el grupo nos llevó mucho tiempo e incluso todo iba a ser completamente distinto, pero ellos son los dueños del grupo", afirmó Afo Verde, y añadió: "Cuando aparecieron estos tipos le dijimos: «Hagan la canción que cantarían para que el jurado se muera». A partir de ahí uno cantó un tema de los Beatles, otro uno de Queen, otro uno de Marley. Decíamos: «Estos tipos están completamente locos, hicimos un casting buscando artistas pop que sepan cantar y bailar y cantan un canción de los Beatles. Hay que seguir a esta gente...». Y terminamos siguiéndolos a ellos".
No obstante, la realidad revela que Mambrú es más un producto de laboratorio que una feliz conjunción de talentos. Su disco debut es una mezcla de estilos entre los que se combinan pinceladas de pop, toques de rock y sonidos tecno. Las letras de las canciones distan de ser un hallazgo. Todas apuestan al amor y a no darse por vencidos. Una fórmula que entre los adolescentes no tiene contras.
"El programa da una oportunidad para los artistas en un país prendido fuego por los dirigentes de mierda", sentenció Afo Verde, a modo de encendida defensa del proyecto "Popstars".
Encarnando un sueño que, en mayor o en menor medida, muchos abrigaron alguna vez, los cinco pibes argentinos viven su momento de gloria. Posan para los fotos, firman autógrafos y llenan teatros. Detrás de ellos una gran maquinaria se mueve en silencio, con admirable precisión, y el mecanismo produce dinero en un país bombardeado por la crisis, que pugna por regresar a los momentos de gloria de la industria nacional.



Los chicos de Mambrú están presentes en todas partes.
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