Año CXXXV
 Nº 49.658
Rosario,
domingo  10 de
noviembre de 2002
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Análisis: ¿Interna sucia o liceo de señoritas?

Mauricio Maronna / La Capital

"La interna del PJ es un liceo de señoritas", sorprendió Carlos Reutemann el jueves. Algo no se entiende: si la razón más espesa que lo llevó a rechazar la postulación presidencial en julio fue la guerra de guerrillas que se avecinaba en el peronismo ("una trituradora, una pelea muy sucia"), ¿por qué sigue encerrado en sus nones cuando las condiciones han dado semejante vuelco?
"Esto es clarito. Si Reutemann dice: «Señores, voy a hacer un gesto patriótico, seré candidato presidencial», se termina el despelote por las fechas de las internas, las especulaciones de (Eduardo) Duhalde para quedarse en el poder y las expectativas del Turco (por Carlos Menem) de volver a Olivos. Hasta (Ricardo) López Murphy se baja de la candidatura...", resumió con pragmatismo ante La Capital un operador de la liga mayor del PJ.
Pese a que Reutemann espanta a los periodistas como a las moscas cuando le preguntan sobre su postulación, viene bien consultar los archivos para confrontar algunas de sus recientes sentencias.
* "Yo soy joven, tengo edad para ser candidato en el 2007", dijo el jueves pasado cuando salió de una estancia repleta de rastrojos y aroma a tierra húmeda.
* "El que logre arreglar medianamente las cosas se quedará un largo tiempo en el poder. Me juego: si al que gane las elecciones le va medianamente bien, se quedará en el poder hasta el 2011. Y en ese año yo seré más joven de lo que es Menem hoy. Tal vez sea la hora de profundizar mi preparación en cuestiones técnicas", soltó a La Capital el domingo 14 de julio pasado, la última vez que se vio a un Reutemann descarnado, admitiendo que haber rechazado la candidatura era una herida "eterna".
Predecir el futuro de la Argentina es tan difícil como adivinar una gambeta de Damián Manso, pero no viene mal abrirle una pequeña ventana a la esperanza. Es ahí cuando cobran dimensión las palabras del gobernador: si el que resulte electo logra recuperar la confianza interna y reinsertar al país en el mundo se habrán terminado los candidatos de estación. Y el Lole (encuestas en mano) es el mejor candidato para esta coyuntura.
Dejando de lado la visión optimista, aparece la realidad: con postulantes que se columpian entre la irracionalidad o la vuelta al pasado, la salida electoral hace avizorar un futuro dramático. Se cumpliría la profecía autocumplida que sostiene Alain Touraine: "Existirán los argentinos, pero la Argentina dejará de existir".
En verdad, el "liceo de señoritas" del que habló Reutemann se parece a un chiste de esos que, algunas veces, se permite el lacónico titular de la Casa Gris. La eterna pelea entre Menem y Duhalde, los embates de Adolfo Rodríguez Saá contra todos sus compañeros con pretensiones de ser presidente y las chicanas que se prodigan Néstor Kirchner y José Manuel de la Sota convierten al peronismo en campo minado.
De allí la desesperación del gobierno por encontrar un candidato de unidad que saque de la cancha a Menem, reúna tras de sí la mayor parte del congreso partidario y se beneficie con los efectos del veranito, parido fundamentalmente por el sentido común de Roberto Lavagna y los planes sociales lucubrados por Chiche Duhalde y ejecutados por Graciela Camaño.
Cuando el sábado 2 de noviembre este diario publicó en exclusiva (sobre la base de fuentes inobjetables) que buena parte del gobierno intentaba convencer a Felipe Solá de que acepte ser el "candidato del consenso" muchos reutemistas santafesinos se miraron extrañados. Hoy dejó de ser una versión: el futuro embajador en EEUU, Eduardo Amadeo, admitió que la postulación del bonaerense es el nuevo "sueño" del Ejecutivo.

Alternativa con tonada cordobesa
Duhalde se quiere ir el 25 de mayo, y si la Justicia falla a favor del 10 de diciembre como fecha de entrega del poder, la Asamblea Legislativa deberá elegir otro presidente. Con Solá en la Rosada, el duhaldismo de paladar negro tendría terreno libre en su provincia.
En las últimas horas también reaparecieron las versiones sobre una fórmula de unidad que recibiría la bendición del congreso partidario: De la Sota-Chiche Duhalde. "No lo entiendo al Gallego (por De la Sota). Era un orador buenísimo, pero ahora parece sólo un producto del marketing político construido por Duda Mendonça", confió un escudero de mil batallas emprendidas junto al cordobés.
"Cuando le organizamos el acto en Avellaneda pusimos todo el aparato de la provincia a su disposición. Y él, en vez de reivindicar la mística peronista, se dedicó a reseñar la vida del ex presidente Nicolás Avellaneda. Los muchachos se nos durmieron a los quince minutos", ejemplificó el informante.
"No se apuren muchachos, el mejor de todos sigue siendo el Lole. Nos queda un tiempito para que cambie de opinión; tiene casi todo lo que quería", susurró entre unos pocos íntimos Duhalde, convencido de que el mejoramiento de la recaudación fiscal, la baja de la conflictividad social, la recomposición del sistema financiero y un acuerdo cercano con el FMI convertirán en ceniza las aspiraciones de Menem, su máximo enemigo.
Y no trepidó en subirse a una cosechadora para ir en pos de una misión que sigue siendo imposible: convencer al santafesino.
Varias usinas menemistas les restaron valor, el viernes, a las lucubraciones duhaldistas y siguen con una idea fija: "Estos tipos no se dan cuenta de que el Lole jamás va a enfrentar al Turco. Los hijos no matan a sus padres, je...", se regodearon en Rosario, dando por sentado que esa es la verdadera causa de la entrada a boxes.
Mientras tanto, la competencia electoral es una pista dominada por conductores casi suicidas que creen estar en plena recta cuando, en verdad, no logran salir del laberinto del 15% de intención de voto.
Dicen que Reutemann sabe que de los laberintos se sale sólo por arriba. Pero no hay caso: cierra su celular y pide que no lo molesten más.



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