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El deporte nacional

Muchos opinan que el deporte nacional es el "fútbol". Pocos,
con la mano en la tradición, ponderan el ignoto "pato"; algunos, según los vaivenes del destino, pretenden que el
deporte nacional es el aristocrático "polo", el democratizado golf o el
reiterado automovilismo. Me olvido a propósito de otros deportes para no hacer la lista interminable. Del que no me puedo olvidar porque nadie, absolutamente nadie en la Argentina reciente desconoció como el auténtico, es del deporte de las mujeres. Nadie es un término ambiguo, sin género. Hoy podemos ver a las mujeres tan deportistas como los hombres. Una solución salomónica sería: el deporte nacional es las mujeres para los hombres y los hombres para las mujeres. Pero eso descarta a minorías cada vez mayores. Podría zanjarse la cuestión diciendo que el deporte nacional es el sexo. Las encuestas y las caras lo desmienten. Yo, en cambio, creo que el verdadero deporte nacional es la mandada de parte. Es un deporte humano, es decir universal, pero la preponderancia que ha adquirido en el país lo sindica como nacional. Durante muchos años la situación privilegiada de la Argentina hizo que apareciera como un deporte inocente, la actualidad muestra que es el más mortal de los deportes.
Gabriel Ferrari