Año CXXXV
 Nº 49.658
Rosario,
domingo  10 de
noviembre de 2002
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Chile: La isla de Pascua, el ombligo del mundo
Salidas de trekking, cabalgatas y mountain bike alrededor del rico legado arqueológico

La isla de Pascua, en Chile, es un destino que parece habitar en algún rincón del inconsciente. La imagen de los grandes moai de espaldas al inmenso océano Pacífico conmueven y evocan un primitivo instinto de creatividad. Por su notable patrimonio arqueológico fue declarada en 1995 Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, además de ser reconocida desde sus orígenes como el mayor museo al aire libre del mundo.
La isla chilena es la porción de tierra más aislada del mundo, un botón en medio del gran océano Pacífico. Un montículo de lava y cenizas consolidadas producido por tres volcanes submarinos. Los nativos la llaman Rapa Nui o "el ombligo del mundo".
Lingüística y culturalmente se piensa que los primeros seres humanos que pisaron la isla llegaron desde el oeste, probablemente desde las islas Marquesas o Mangareva, como parte de un proceso migratorio más amplio que diseminó la cultura polinésica a través del Pacífico sur.
Sin embargo, los doce siglos transcurridos entre la llegada de los primeros intrépidos "colonos" -cerca del año 500 d.C.- y el "descubrimiento" de la isla por el almirante holandés Jacob Roggeveen, en 1722, permanecen como uno de los períodos más oscuros de la era moderna. Al llegar los marinos europeos a la isla, los indígenas no pudieron explicar cómo habían sido construidos y transportados los megalitos moai (el más grande de 18 metros de alto).
Tampoco pudieron descifrar las tablas rongo rongo, cuyos jeroglifos pueden ser una forma de lenguaje ya olvidada. Este antiguo arte se perdió en un pasado que conoció la alabanza de los ancestros, la construcción de monumentos, el crecimiento poblacional, la deforestación, la escasez de alimentos, el feudalismo e incluso, en ocasiones, el canibalismo. El misterio de estos artesanos desaparecidos y la presencia enigmática de su obra continúa atrayendo a científicos y estudiosos de todo el globo.
En la actualidad, el Parque Nacional Rapa Nui protege la mayoría de los sitios arqueológicos de la isla. Mientras que los bosques de toromiro, que en el pasado dieron sombra a la isla, están en proceso de reforestación.
En materia recreativa la isla ofrece la posibilidad de realizar caminatas, cabalgatas, mountain bike y ascensiones. Además de un rico ecosistema marino compuesto de policromáticos corales y peces tropicales que atraen a buzos de todas las latitudes.

Tesoro arqueológico
Si bien la historia de la isla de Pascua se relaciona con otras culturas de la Polinesia y probablemente de Sudamérica, el misterio de los grandes moai continúa desafiando toda explicación. Lo que no falta es evidencia. Más de 600 moai fueron construidos con basalto del cráter del volcán Rano Raraku. Muchos se erigieron en 245 plataformas a lo largo de la costa; otros fueron abandonados a mitad de camino o nunca finalizados.
La isla también dispone de otras atracciones, como las casas en forma de bote o hare paenga, la cantera de Puna Pau, las pinturas rupestres en Ana Kai Tangata y la ciudad ceremonial de Orongo.
Por ser lo suficientemente pequeña para ser recorrida a pie en toda su extensión, las excursiones avanzan entre amplias y generosas praderas en dirección a docenas de sitios arqueológicos, con el amplio Pacífico abriéndose hacia todas partes.
Los moais son los más visibles y característicos objetos arqueológicos que existen en la isla. Las inmensas esculturas de basalto fueron derribadas desde sus plataformas en luchas encarnizadas que protagonizaban los isleños durante el período decadente de la cultura Rapa Nui, que comenzó en el siglo XVII.
Durante años los investigadores han tratado de averiguar la forma en que los isleños lograron transportar estas esculturas desde su cantera hasta los lugares definitivos en la costa. Un moai no terminado, por ejemplo, mide más de 22 metros y pesa entre 250 y 300 toneladas.
Se cree que los hombres que construyeron los moai formaron parte de una cultura jerárquica muy religiosa que quiso elevar a sus antepasados a la calidad de dioses, erigiendo estas gigantescas figuras escarbadas de sus volcanes.



Los misteriosos moais junto al océano Pacífico.
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