Año CXXXV
 Nº 49.658
Rosario,
domingo  10 de
noviembre de 2002
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La quinta sinfonía de Tablada
Central Córdoba se lució con una goleada sobre Italiano
Cristián Calabrese fue la figura excluyente de los charrúas

Domingo Celsi / Ovación

El final de la película fue inesperado. Ni el más optimista de los hinchas de Central Córdoba hubiera creído que su equipo iba a sentenciar la historia con tanta facilidad, sobre todo después de una primera media hora en la que los dirigidos por Oscar Santángelo casi ni se acercaron por los dominios de Astrada. Es que Córdoba no empezó bien. En los primeros minutos fue Italiano el que se hizo dueño de las acciones, aprovechando las ventajas que conseguía en la mitad de la cancha, porque Santos no siente la posición de volante por derecha y Reboledo (a los tres minutos ya estaba amonestado y eso lo condicionó para el resto del juego) no era capaz de contener a los hombres del mediocampo azzurro.
Pero bastó que Calabrese abriera el marcador para que la historia fuera totalmente distinta. A partir de allí y, casi como por arte de magia, Córdoba pasó a ser el protagonista principal y a manejar el libreto a su antojo. Calabrese comenzó a lastimar cada vez que encara y en la defensa visitante aparecieron algunas grietas que fueron muy bien aprovechadas por los charrúas para conseguir el 2-0 a través de Gufanti un rato antes del cierre de la primera parte.

Aplausos por favor
El parcial con el que cerró el primer capítulo dejó en claro que Córdoba tenía todo para conseguir una diferencia apabullante y con el correr de los minutos esto quedó demostrado. El tercero llegó después de una maniobra perfecta que fabricaron por la derecha Calabrese y Gufanti y que el Pelado se encargó de concretar ante la salida desesperada de Astrada. El 3-0 terminó por desnudar todas las falencias de Italiano y Córdoba fue tomando el impulso necesario para sacar provecho de la situación y sentenciar un pleito que en los papeles aparecía como mucho más complicado.
El concierto del equipo de Tablada prosiguió con el golazo de Petrovelli (definió desde más de veinte metros por sobre la cabeza de Astrada, que desató los aplausos interminables de los hinchas del Matador) y el infaltable tanto de Pignatta para decorar un marcador casi impensado, pero totalmente justo a partir de las virtudes charrúas para sacar provecho de las ventajas que le otorgaba un Italiano totalmente perdido en el terreno de juego, pese al descuento de Ramírez, su mejor arma, después de dos muy buenas intervenciones de Walter De Lemos ante los delanteros visitantes.
Después de un comienzo irregular en el torneo, el Córdoba que los hinchas pretendían va apareciendo. Aunque todavía no alcanzó la regularidad necesaria para estar más arriba, de a poco va corrigiendo errores (la defensa es uno de los puntos en los que se nota la evolución del equipo en los últimos partidos) y esto le permite abrigar esperanzas de mezclarse con el lote de vanguardia, cuando al Apertura todavía le quedan nueve jornadas. Córdoba todavía tiene mucho camino por recorrer, pero si sus jugadores saben aprovechar esta racha de triunfos y terminan de pulir algunos detalles está en condiciones de convertirse en protagonista.



Calabrese festeja en una tarde inolvidable.
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