Juan Carlos Miranda, uno de los acusados del brutal homicidio del productor Carlos Alberto Grimi, ya había terminado de declarar ante la policía cuando imprevistamente hizo algo que dejó con la boca abierta a más de un policía en Barrancas. Confesó ser el responsable de un crimen ocurrido en medio del pueblo casi 20 años atrás y por el cual nunca hubo acusados ni detenidos. Para colmo la investigación del caso estuvo a cargo del mismo juzgado de Instrucción 4 de Santa Fe, aunque lógicamente encabezado por otro magistrado. Ocurrió el 24 de noviembre de 1982 y la víctima fue Juan Rivero, quien en aquella época tenía 52 años. El propio Miranda relató que mantenía una disputa de índole pasional o sentimental con la víctima, aunque no brindó más precisiones. Aquel día, Miranda esperó a que Rivero saliera de su casa, en Oroño al 1300, escondido detrás de un tapial. Cuando vio que el hombre ya estaba en la calle se acercó y le pegó un tiro en la cabeza con un revólver calibre 38. La víctima se desplomó sobre la vereda, mientras que el homicida tiró el arma al piso y huyó a pie del lugar. Miranda viajó después a Buenos Aires y como a los dos años volvió a Barrancas. Al parecer nunca nadie sospechó de él. "En un momento se llegó a pensar que había sido un suicidio porque el arma quedó en el lugar, al lado del cuerpo", comentó una fuente policial del departamento San Jerónimo. Pronto la investigación se quedó sin ninguna pista firme y con los años los familiares de la víctima se fueron del pueblo. Un vocero de la Unidad Regional XV contó que la tardía confesión de Miranda puede reactualizar el caso y el actual juez, que lo investiga por el crimen del sábado, puede reabrir la causa y tal vez imputarlo.
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