Aníbal Fucaraccio / La Capital
El Monumental volvió a vestirse de gala. Miles de chicos de escuelas de rugby de todo el país, con sus camisetas multicolores, poblaron la vista de las plateas de estadio de Núñez. La rutina fue respetada a rajatabla. Las delegaciones del interior llegaron temprano, fueron las primeras que hicieron sentir sus gritos y sus banderas y comenzaron a darle calor a un test match que prometía, pero que luego quedó en deuda. A las 19.20, el popular grupo musical La Mosca cantó una serie de temas para encender al público. La efectividad rítmica de los hombres de Ramallo tuvieron eco en todos los amantes del rugby, ya que fueron pocos los que se pudieron mantener ajenos y quedarse sentados en sus butacas. Un espectáculo aparte fue la entrada del equipo argentino. Acompañados de una música ensordecedora, Los Pumas arribaron al campo de juego entre millones de papelitos verdes que fueron lanzados por una enorme cerveza Heineken, que auspicia al seleccionado argentino. Luego, cuando la formación de Los Pumas fue anunciada por los altavoces, el más aplaudido fue Agustín Pichot. El mediático medioscrum de Bristol de Inglaterra fue sin dudas el más reconocido por todos. En el entretiempo un equipo argentino de lanzamiento de búmeran entretuvo a la platea y sacudió la monotonía que había dejado el primer tiempo del encuentro. Si bien la actuación de los Pumas y el trámite del test match no fueron las que todos esperaban, lo cierto es que el rugby volvió a pisar fuerte en el estadio más grande de la Argentina y demostró que todavía hay lugares donde los chicos, los grandes y la familia tienen lugar en un espectáculo deportivo con todas las letras. Este fue el último partido del seleccionado argentino en nuestro país. Ahora comienza una gira por Europa donde enfrentará a Irlanda (también rival en el Mundial) e Italia. En estos próximos test los Pumas tendrán la chance de mejorar y darle un perfil más definido a su futuro inmediato.
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