Fabiana Monti / La Capital
En distintos grados y rubros, con apoyo estatal o privado, y aún en medio de la crisis, la innovación tecnológica sigue encontrando tierra fértil en los científicos y emprendedores relacionados con la actividad agropecuaria. Algunas innovaciones apuntan a encontrar nuevos nichos de mercado, otras a modificar los sistemas de producción y también hay casos de avances científicos que abren las puertas a aplicaciones en el área de la salud humana. En Mar de Plata, un grupo de metalúrgicos inventaron la primera "vaca mecánica" para producir leche de soja, mientras que desde Buenos Aires, el grupo Eneris y el Inta de Castelar, trabajan en el desarrollo y experimentación de nuevos implantes cerebrales para tratar las aneurismas en seres humanos. Desde San Nicolás, la división de nutrición animal de Asociación de Cooperativas Argentina (ACA) lanzó al mercado un alimento que favorece al desarrollo temprano del rumen en los terneros, originando de esta manera un nuevo sistema de cría y, en Rosario,un equipo de veterinarios y protesistas dentales, están utilizando los implantes dentales en vacunos para evitar el descarte temprano de animales. Otra revolución para la ganadería viene de la mano de un nuevo test para detectar animales enfermos de aftosa. La lista sigue y abarca un amplísimo abanico de desarrollos e investigaciones en el campo del mejoramiento de cultivos, la biotecnología, la maquinaria agrícola, los cultivos alternativos y la informática vinculada al sector. Más allá de la incertidumbre, el default y la crisis, el campo se mueve y de la mano de sus cerebros marca el camino del desarrollo. Alejandro Lis, coordinador del proyecto que desarrolló Ruter, sintetizó estos procesos de esta manera: "Tengo 36 años y no me quiero ir del país, hay muchas cosas para hacer aquí", señaló.
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