"Los más pobres son los que van a una escuela que termina siendo un contenedor de angustia, de miseria y de hambre", dice Adriana Puiggrós, doctora en educación y reconocida pedagoga argentina. La afirmación apoya la idea que sostiene "que los más pobres reciben la peor educación". Puiggrós no discute que los chicos deben recibir comida, pero asegura que esto requiere de un acuerdo entre estado y escuela, para que la función de educar no sea desplazada. Pero, también advierte que "la solución de fondo se llama empleo". -Procurar calzado, ropa o útiles a los alumnos fue siempre una actividad asistencialista sobre todo presente en la escuela pública. ¿Qué pasa en este panorama cuando lo que se reparte es la comida? -Cómo atender a los pobres en la escuela es un tema presente desde la fundación del sistema educativo, pero no estaba presente que la escuela se hiciera cargo de la comida. Históricamente hubo dos posturas, una asistencialista, considerando a los pobres de la escuela como a quienes les faltaban zapatillas, ropa, pero nunca que no podían comer. Por lo tanto la escuela no se proponía dar de comer. Había sí un desayuno o merienda, un mate cocido con pan o un vaso de leche, pero que era como un refuerzo. No estaba en el imaginario que la escuela tenía que hacerse cargo de la comida, esa era tarea de la familia. -¿Cuál fue la otra posición? -Una posición neodarwinista que consideraba que había que eliminar a los pobres de la escuela. Lo decía con esas palabras tan fuertes, hablaba de los "residuos sociales". Tanto los educadores positivistas de principio de siglo como los de la década del treinta tenían un pensamiento de derecha conservador. Es con el peronismo clásico, el que va del •46 al •55, cuando se produce la universalización de la educación. Realmente la educación llega a los sectores más pobres que son entonces incorporados a la escuela. En esa incorporación plena de los sectores populares a la escuela no es necesario pensar en el tema de la alimentación, en la misma. Es con la dictadura del 66, de Onganía, que las asociaciones civiles complementarias de la institución escolar (cooperadoras, por ejemplo) que eran muy fuertes y ayudaban en esta tarea asistencialista empiezan a ser atacadas. Y sufren una pérdida muy importante con la dictadura de Videla y luego con la política neoliberal del menemismo. Recuerdo que en el •90 escribí una contratapa del diario "Sur", titulada "La escuela es un comedor", porque es con la hiperinflación que aparece este fenómeno -de los comedores dentro de las escuelas- como algo masivo. -¿Qué planteaba en ese artículo de 12 años atrás? -Que la familia perdía la función de alimentar a sus hijos, porque perdía empleo y que la escuela iba siendo invadida por funciones asistencialistas que le quitaban tiempos y espacios pedagógicos. -¿Qué se desplaza cuando un director debe estar más preocupado por los proveedores de comida que la tarea educativa o cuando un maestro está más pendiente de la copa de leche que de sus clases? -Lo que se desplaza es la transmisión sistemática de los saberes. Hay gente que opina que "aunque el maestro esté dando de comer, igual algo se aprende" o bien: "Algo enseñan, porque les enseñan a los chicos a comer". Pero esa no es función de la escuela, es función de la familia, de la comunidad. El tiempo físico y el espacio mental del maestro ocupado en atender a chicos en dar de comer o ocuparse en muchos otros problemas de orden asistencial, como los de salud, quita espacio para que el docente enseñe matemática, enseñe lengua o historia. -¿Esto no alimenta también la idea que afirma que "los más pobres reciben la peor educación"? -Claro. Para los más pobres la peor educación, porque los más pobres son los que van a una escuela que termina siendo un contenedor de angustia, de miseria y de hambre. Allí no se les transmiten la cultura, los saberes que requieren de una transmisión sistemática. Una ecuación no se aprende andando por la calle o en el comedor escolar, se aprende en la hora de matemática, en el marco de un programa. Entonces los más pobres van perdiendo la posibilidad de desarrollar conceptos básicos que son necesarios para que ellos adquieran cierto poder en la sociedad. -¿Qué debería hacer el Estado? -Hoy debería garantizarse que se dé comida. Debería haber entonces un acuerdo en cada jurisdiccion entre los gobiernos provinciales, consejos escolares (ministerios de educación), docentes y otras instituciones de la comunidad, por ejemplo el empresariado, para garantizar que todos los chicos coman y bien, proteínas, la cantidad de alimentos necesarios, pero sin desplazar la función de la escuela. Es necesario este acuerdo. Pero también hay que tener presente que esto nunca se va a solucionar hasta que los padres no tengan empleo. Es decir, hasta que en cada hogar argentino haya un momento por día de comida familiar, pagada por el salario del trabajo estable de los adultos, ya sea de los papás, mamás o tíos, de las nuevas familias que cuentan ahora. Cuando los adultos puedan pagar la comida del conjunto de la familia, entonces esos chicos no tendrán que comer en la escuela. La solución de fondo se llama empleo. M. I.
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