Aimar Centeno recorrerá el Camino a la Gloria. O al menos tendrá esa posibilidad. Es que el pibe de Agustín Roca, un pueblito de mil habitantes de la provincia de Buenos Aires, fue el ganador del programa que se emitió hasta el lunes pasado por Canal 3 y tendrá la chance de probarse nada menos que en Real Madrid. "Estoy feliz y todavía no tomé conciencia de lo que logré", señaló Aimar desde su casa en Roca. El pibe comentó que disfrutó de esta experiencia televisiva y que no le pesó estar sin ver a su familia durante tanto tiempo. Es que está acostumbrado porque desde hace dos años vive en la pensión de Renato Cesarini. Aunque reconoció que "cuando éramos 40 los que quedamos en el programa la convivencia era un quilombo. Recién cuando fuimos 16 pudimos confraternizar y conocernos más". Aimar dijo que desconoce cómo será la prueba en Real Madrid, pero indicó que lo va tomar muy en serio "porque mi objetivo es quedarme sí o sí". De extracción humilde, Centeno tiene 16 años y es el menor de cuatro hermanos. En la actualidad juega en Renato Cesarini y vive en la pensión del club. El fue uno de los elegidos junto a otros seis compañeros de la institución para intervenir en el programa Camino a la Gloria, donde asistieron miles de pibes de todo el país. Si bien la presentación de los jugadores al programa era espontánea, la productora Cuatro Cabezas, de Mario Pergolini, se habría acercado hasta Renato Cesarini para solicitarles algunos jugadores. Así fue como entre los seleccionados quedó Centeno. "Aimar es un volante creativo de grandes condiciones, que tampoco escatima esfuerzos, por lo que puede desempeñarse de volante por cualquiera de los dos laterales y también de enganche", comentó su preparador físico en Renato, Fernando Cepeda. Tímido y a la vez bondadoso, Centeno fue superando una tras otras las selecciones periódicas que se realizaban en Camino a la Gloria, hasta que el lunes por la noche fue el gran día. El que no se le borrará jamás. Seguramente inimaginado en aquellos tiempos en que corría por primera vez en la vieja cancha del club Origone de Agustín Roca y luego en Sarmiento de Junín. Fue a esa institución adonde llegó Oscar Bonnot, entrenador de Renato, para comprobar si las referencias que le habían dado de ese pibe eran ciertas. Y cuando lo observó no dudó en traerlo. Así Aimar recaló en Rosario dejando a sus cuatro hermanos mayores y a su padre Roberto, con quienes pasó momentos difíciles desde que su madre se separó y los dejó solos. "Sabíamos que su vida había sido difícil. Pero aceptamos el desafío de tenerlo con nosotros", remarcó el dirigente de Renato Jorge Solari, hijo del reconocido entrenador. En Renato de a poco comenzó a demostrar todo lo que se aventuraba de él. Y es tan así, que lo ascendieron a categorías superiores para exigirlo aún más. Incluso ya lo hizo en algunas oportunidades en la primera local. "Es un jugador muy temperamental. Siempre quiere ganar, y por eso a veces se fastidia", señaló Cepeda. En Roca, el sitio donde sus habitantes aseguran que nació Atahualpa Yupanqui, ayer el pueblo entero recibió a Aimar. El pibe por ahora vive un sueño. El que proseguirá en los próximos días cuando el viernes viaje a España. Allí lo espera Real Madrid. R.P.
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