Año CXXXV
 Nº 49.645
Rosario,
lunes  28 de
octubre de 2002
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Ford lanzó una advertencia a sus filiales en América latina

Ochenta años después de instalarse en el país, la subsidiaria local de Ford afronta hoy el desafío de sobrevivir a la peor crisis del sector, a riesgo de quedar desamparada por su casa matriz junto con el resto de las filiales sudamericanas, aunque en la planta de Pacheco confían en que podrán superar este nuevo escollo.
Los máximos directivos de la automotriz a nivel mundial lanzaron el fin de semana una advertencia desde Nueva York a sus filiales sudamericanas, que entre julio y septiembre perdieron 138 millones de dólares, y motivó que sus accionistas establecieran en octubre un plan de reducción de costos en las plantas de la región.
"Si el plan funciona, creo que tendremos un modelo en condiciones de sobrevivir pero, si no funciona, creo que no habrá un ulterior plan final", advirtió el viernes el presidente y gerente general del grupo automotriz, Bill Ford.
Ford tiene dos plantas operativas en Brasil, una en Venezuela, y la fábrica de la localidad bonaerense de Pacheco en Argentina, que entre todas dan trabajo a 12.500 personas.
Sin embargo, los responsables de Ford en el país creen que, pese al torniquete que les impuso su casa matriz a las filiales sudamericanas, la argentina podrá superar la debacle.
"Las pérdidas de Ford Argentina son muy chicas en ese total de 138 millones de dólares", explicó Rodolfo Ceretti, director de Relaciones Institucionales de la filial.
Ceretti agregó que la empresa se está "autoabasteciendo financieramente, llegamos a ocupar el primer lugar entre las automotrices del país en los últimos cuatro meses y estamos segundos en el año, además de liderar las exportaciones con 400 millones vendidos al mercado externo en lo que va de 2002".
La difícil situación actual deja atrás los años dorados que disfrutó la automotriz en Argentina, cuando fue una de las empresas protagonistas del lento proceso de industrialización, luego de que el 30 de octubre de 1922 la Ford Motor Co de Detroit fue autorizada a radicarse en el país.
Esa inversión, acordada por una resolución del presidente Marcelo Torcuato de Alvear y su ministro de Economía, Rafael Herrera Vegas, recién asumidos, se encontraba en tramitación desde algún tiempo atrás, desde los últimos meses de la gestión, como jefe de estado, por parte de Hipólito Yrigoyen.
Se trató de la segunda inversión estadounidense en el área de la fabricación de automóviles en Argentina luego de que, cuatro años antes, hiciera su aparición la primera de las firmas de ese país en la nueva y pujante industria vinculada con los vehículos a motor, The Studebaker Co of America, de Indiana, cuya aprobación por el gobierno de Yrigoyen y del ministro de Economía Domingo Salaberry se concretó el 4 de julio de 1918.
A la Ford, años después, con una resolución, siempre bajo la presidencia de Alvear, del nuevo ministro de Economía, Víctor Molina, la sucedió la mayor de las históricas tres grandes compañías automovilísticas del mundo, la General Motors Co, de Detroit, el 9 de septiembre de 1925.
La radicación de las firmas estadounidenses en Argentina se debió a una política de captación de mercados por parte de las mismas instalándose en ellos para competir, ventajosamente, con los vehículos que se importaban desde diferentes orígenes, como Italia y Francia, entre otros.


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