Año CXXXV
 Nº 49.644
Rosario,
domingo  27 de
octubre de 2002
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Asociativismo. Los gremios se reestructuran para poder sobrevivir
El ajuste llama a la puerta de las entidades empresarias
Buscan acumular poder de lobby y reducir el costo de sus estructuras administrativas

Las entidades gremiales empresarias están entrando a un proceso de acercamiento, aunque, parafraseando a Borges, lo que los une es más bien el espanto que el amor. Es que la depresión económica que afecta a las empresas golpeó directamente en las entidades que las nuclean, que ven como mes a mes van bajando los aportes de sus asociados.
Sin dinero -aseguran los directivos- no pueden brindar servicios a sus asociados y se quedan sin poder de lobby. De esta manera, se ingresa en un círculo vicioso en donde sus afiliados no ven que las entidades les reporten los beneficios reales que demandan, y entonces dejan de aportar, y así realimentándose.
Por estas razones, las entidades más importantes de la región están pensando atacar sus problemas financieros en dos frentes: por un lado reducir gastos operativos mediante la unificación de estructuras (edificios, administración), y en casos más avanzados también la fusión.
Por otro lado, se busca mejorar los ingresos mediante la obligatoriedad de los aportes, una idea que separa las aguas entre los empresarios pero que avanza a paso firme (ver aparte).
Un estudio realizado por la Secretaría de la Producción de la Municipalidad de Rosario reveló que las industrias locales tienen una baja participación en las cámaras empresariales, ya que sólo el 22% pertenece a una.
Aunque, la mayoría declara que los servicios que les ofrecen ayudan a su gestión empresarial. Este rasgo está estrechamente relacionado al tamaño de la empresa, ya que mientras la totalidad de las grandes es miembro de alguna institución empresaria, menos del 9 por ciento de las microempresas lo son.
Ese estudio también revela un escaso nivel de asociativismo, si bien la mayoría considera que les resultaría beneficioso hacerlo.
La falta de mística en torno a las entidades gremiales se debe en muchos casos a que los empresarios no ven que les sean útiles. Al respecto se plantean dos roles fundamentales: uno, el técnico, es decir que se ofrezca capacitación, asesoramiento y poder de gestión en diversos aspectos que van desde la incorporación de tecnología a la exportación.
A su vez, este acercamiento podrá favorecer y estimular el asociativismo, una asignatura pendiente en la Argentina pero que es la base del tejido productivo de muchos países exitosos, como es el caso de Italia, por ejemplo.

El poder de lobby
El otro rol que se plantean asumir las entidades es el de hacer lobby.
Hoy, las entidades gremiales empresarias se quejan de que no tienen capacidad política ni técnica para llegar a quienes tienen poder de decisión y grafican que "a las alfombras de los despachos oficiales sólo llegan los lobbystas profesionales que trabajan para las grandes compañías".

Capacidad técnica
"Las entidades gremiales deberíamos capacitar a los empresarios para consorciarlos y terminar con el individualismo, porque el futuro es la asociatividad. El rol de las entidades en el futuro será capacitar y convencer a los empresarios de que deben y pueden exportar, aunque sean chicos", enfatiza el titular de la Asociación Empresaria de Rosario (AER) y vice de la Coordinadora de Actividades Mercantiles (Came), Elías Soso.
Por su parte, Roberto Paladini, titular de la Federación Industrial de Santa Fe (Fisfe), considera que "hay (en las empresas) una necesidad de servicios, sobre todo para las pymes".
Remarcó que "las entidades no tienen recursos y el Estado no puede proveerlos (a los servicios), y si los provee, lo hace mal". Explicó que "acá se probó con la Agencia de Desarrollo para que haga una tarea que deberíamos hacer nosotros, pero no tenemos recursos, y el Estado tampoco los tiene".
Es una certeza que la complejidad de la problemática actual obliga a encararla con una estructura que nadie puede sostener solo, por eso el rol técnico ha ido avanzando sobre el concepto tradicional de gremialismo.
En ese sentido, es llamativo el caso de una entidad que, a partir de un desarrollo tecnológico, fue conformando un espacio convocante de los productores y con una acumulación creciente de poder político.
Tal es el caso de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), cuyo titular, Víctor Trucco, señaló que "aferrarse a lo estrictamente gremial, no sirve en un mundo que está inmerso en la tecnología, y hoy para un productor es más importante la tecnología que un gremialismo tradicional".
El dirigente destacó que "muchos quieren resolver los problemas del futuro con las soluciones del pasado, y ese es un error que muchas organizaciones cometen", y destacó que "nosotros nos desarrollamos porque el productor cree que le somos útiles".

Los despachos del poder
El tema que por estos días también desvela a los dirigentes empresarios es su debilidad a la hora de sentarse a negociar, es decir -según admiten- su escaso poder de lobby, frente al que ostentan los grandes grupos económicos.
Roberto Paladini ve que para lograr eso hay dos trabas: por un lado, "el sistema atomizado (de organizaciones) que hoy tenemos", lo cual se subsanará -plantea- con la unidad.
Además, está presente el factor económico que se deberá resolver, más temprano que tarde, con la obligatoriedad de los aportes por parte de las empresas. El titular de Fisfe aludió como ejemplos aseguir a los casos de Italia o Brasil "en donde las entidades son fuertes".
En ese sentido, Sergio Vacca, secretario general de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de Rosario (AIM) y presidente de la Confederación Industrial Metalúrgica de la Argentina (Cima), remarcó que "se debe contar con entidades con poder de lobby y para eso hace falta tener plata".
Por su parte, Soso describió la situación actual: "Hoy el sector pyme no tiene su correlato político, cuando vamos a hablar con las autoridades nos dicen que tenemos razón, nos palmean la espalda, pero carecemos del poder para obtener resultados concretos".

La unión
La malaria económica que impide a las entidades de brindar servicios y la dispersión que les resta peso político las está impulsando a encarar diversos procesos de acercamiento.
El caso más concreto es la unión que hace dos años implementaron las dos centrales industriales que coexistían en la provincia: Fisfe y la Unión Industrial de la Provincia de Santa Fe (Uipsfe).
Pero hay varios planes más en marcha. Uno es el de la Asociación Empresaria con la Federación Gremial.
Al respecto, Soso señaló que "estas dos entidades tenemos coincidencias en las líneas generales".
Por su parte, Paladini, quien también preside Federación Gremial, indicó que esa unión "es un viejo anhelo, hablamos del tema con Soso y siempre decimos que no hay nada que nos separe demasiado, a veces hay cuestiones ideológicas o políticas que separan pero este no es el caso".
Por el momento, ambas entidades iniciaron un ciclo de conversaciones, aunque las partes admiten que no es una tarea fácil y que lleva su tiempo.
También se está trabajando en un acercamiento con los industriales metalúrgicos.
En ese sentido, Vacca indicó que "nosotros siempre hemos propiciado esa asociación (AER-Federación Gremial) ya que ellos tienen más en común la parte comercial y no tiene mucho sentido que estén separados, mientras que nosotros somos más industriales". Enfatizó que "no obstante, estamos dispuestos a aunar esfuerzos, compartiendo edificios y estructuras administrativas".
Estas últimas son, palabras más, palabras menos, el eje de un discurso que suena cada vez más fuerte en boca de la dirigencia empresaria, cada vez más dispuesta a abandonar viejos enconos en pos de la supervivencia.



La Asociación Empresaria sería un centro académico. (Foto: Enrique Rodríguez)
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