Año CXXXV
 Nº 49.644
Rosario,
domingo  27 de
octubre de 2002
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"El coche la arrastró y la levantó por el aire"

Era la primera vez que Melina Obregón venía a bailar a Rosario. Unos amigos de la adolescente de Granadero Baigorria habían sido contratados para tocar en el boliche Club 84. La banda de rock Paranoia Kolectiva actuaba como soporte de Los Vándalos y la chica y sus amigos no querían perderse la oportunidad de verlos en el escenario de la discoteca.
Melina, su hermana Valeria, y sus amigos Laura y Víctor subieron a un colectivo de la línea 35-9 en dirección al boliche. Ya habían pasado quince minutos de la medianoche del sábado cuando los cuatro jóvenes se detuvieron en el carril central de bulevar Rondeau para cruzar. A esa hora el tránsito era intenso. Unos treinta chicos estaban parados cerca de la puerta de Club 84. En sus brazos sostenían banderas con la inscripción Los Vándalos. Desde la vereda de enfrente otro grupo de jóvenes observaba la escena.
Según contó Valeria Obregón, en ese momento tres autos circulaban a gran velocidad en dirección al norte. "Venían corriendo una picada", aseguró la joven. Desde el cantero, Melina y sus amigos no divisaron el paso de los vehículos. Sólo cuando el Renault 21 de color gris estuvo cerca, Víctor alcanzó a dar la voz de alarma. Melina ya había bajado al cordón y el muchacho alcanzó a tomarla de un brazo. "El auto que la atropelló venía por la izquierda. (El conductor) la arrastró y la levantó por el aire. Dio dos vueltas y cayó al pavimento", recordó Valeria.
Melina cursaba el primer año del polimodal en la escuela Nº 422. Vivía con sus padres y sus hermanos, Matías, de 21 años; Miriam, de 18, y Valeria, de 21, en una casa ubicada en La Cautiva 1271, en Granadero Baigorria.
El conductor del Renault 21 no se detuvo y continuó con la alocada carrera. Valeria sólo atinó a correr para auxiliar a su hermana. Melina estaba inconsciente, pero "todavía respiraba". La ambulancia del Sies se demoraba y Valeria se desesperaba para salvarle la vida a su familiar. Luego sobrevendrían "las convulsiones" y el desenlace fatal. Cuando el móvil sanitario llegó, la adolescente ya había fallecido.
Melina era la menor de los cuatro hermanos. Y era la hija "mimada" de la familia. "Era mi bebé y yo la acompañaba a todos lados", contó Valeria con los ojos enrojecidos por el llanto.
Aunque Valeria prefiere recordar a su hermana de la mejor manera. "Siempre tenía una sonrisa en la cara y nos hacía reír a todos", recordó la chica.


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