Moscú. - El drama de los más de 800 rehenes que estuvieron secuestrados desde el miércoles por rebeldes chechenos en el teatro Dubrovka de Moscú finalizó con el asalto de unidades especiales que provocó la muerte de 90 rehenes y 50 rebeldes. La cifra de muertes podría incrementarse debido a la gravedad de 50 de los 546 hospitalizados. En el asalto, las tropas utilizaron un gas paralizante que en una alta concentración pudo haber matado a varios de los rehenes. No se informó sobre bajas entre las fuerzas de seguridad, ni tampoco de qué manera de produjeron las muertes y los heridos. En una breve intervención televisiva, el presidente ruso Vladimir Putin pidió perdón por el alto número de rehenes muertos. "Perdónennos, no pudimos salvar a todo el mundo", dijo Putin, considerando que la operación de liberación de los rehenes "demostró que no se puede poner de rodillas a Rusia". Putin comentó: "Se llevó a cabo una operación de liberación de los rehenes. Conseguimos hacer prácticamente lo imposible: salvar la vida de cientos y cientos de personas. Pero antes que nada, quiero dirigirme a los familiares y amigos de los muertos. No pudimos salvar a todo el mundo. Perdónennos". Después de la catástrofe del submarino ruso Kursk, que provocó la muerte de 118 personas en agosto de 2000, esta fue la crisis más importante de la administración Putin. Rusia se enfrentó por los menos dos veces con operaciones de toma de rehenes por militantes chechenos en los últimos tiempos. Ambas finalizaron con más de un centenar de muertos: el 15 de enero de 1996 en Pyervomayskoye y el 17 de junio de 1995 en Budyonnovsk. A poco de finalizar el asalto, el viceministro del Interior ruso, Vladimir Vassiljev, desmintió informes según los cuales la mayoría de los rehenes muertos perdieron la vida a causa "de los medios especiales empleados" en el rescate, como por ejemplo el gas narcotizante. El gas en cuestión, que podría haber sido distribuido por los conductos de ventilación, acabó con la vida de varios de los terroristas y de algunos rehenes, según informaron los equipos de rescate. Un médico moscovita aseguró que estaba tratando a 42 pacientes por intoxicación de gas. Algunos rehenes sufrieron paros cardíacos y los servicios de rescate se vieron obligados a adoptar medidas de urgencia. Un ex experto de KGB advirtió que utilizar un gas incapacitante podía provocar víctimas entre los rehenes con dolencias cardiacas, niños y asmáticos. La mayoría de los heridos sufre problemas respiratorios, cardíacos o estado de shock. Valeri Yakov, periodista del diario Nóviye Izvestia que pudo entrar en el teatro Dubrovka, dijo que al menos un rehén murió "ahogado en sus propias arcadas de vómito". Mientras tanto, las autoridades fijaron en 50 el número de rebeldes chechenos muertos durante la operación, entre los cuales había 18 mujeres y también se encontraba el líder de los rebeldes, Mowsar Barayev. Además, tres secuestradores y cuatro cómplices de los terroristas fueron detenidos en Moscú. Más de 750 rehenes fueron liberados, señaló Vassiliev. Según indicó, ninguno de los cerca de 70 extranjeros cautivos ni ningún niño resultó muerto. El ministro también afirmó que ningún integrante del comando checheno logró escapar. Pero las informaciones sobre el destino final de los chechenos son confusas y contradictorias, ya que algunas fuentes señalaron que todos los rebeldes fueron abatidos o detenidos. Sin embargo, la versión de la policía contradice este punto, ya que asegura que cuenta con la descripción de "los terroristas que abandonaron el edificio y que están siendo buscados". Al parecer, varios de ellos podrían haber logrado escapar vestidos de civiles aprovechando la confusión. El último acto del secuestro, con el que los rebeldes se proponían forzar la retirada de las tropas rusas de la república secesionista de Chechenia, comenzó en la madrugada de ayer cuando los terroristas, según datos de la policía rusa, ejecutaron a dos rehenes al expirar el plazo que dieron el viernes a las autoridades de Moscú en un ultimátum. El servicio secreto interno FSB se vio forzado a ordenar la entrada de las fuerzas de seguridad en el teatro cuando, tras las ejecuciones, el pánico se apoderó de los rehenes, que incluían al público, a los actores del musical Noreste y al personal del teatro. La policía rusa desactivó en total 30 artefactos explosivos plásticos que los rebeldes llevaban adosados al cuerpo o que estaban esparcidos por el edificio. También se encontraron dos grandes cargas explosivas con 50 kilogramos de TNT. Tras el fin de la operación, el ejército ruso inició una amplia ofensiva militar en la república secesionista caucásica. "Unidades especiales del ejército están peinando todas las zonas de la república en las que, según datos actuales, pueden encontrarse rebeldes", anunció un portavoz del Estado Mayor ruso del Cáucaso en la capital chechena, Grozny. (DPA y AFP)
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