San Pablo. - Un sombrío y hasta explosivo panorama de bajo crecimiento, una gigantesca deuda e inflación en alza será la herencia que recibirá el izquierdista Luiz Inacio Lula da Silva, quien según todos los pronósticos ganará las elecciones presidenciales. Desde abril, la situación brasileña se ha deteriorado hasta límites impensables meses atrás: el real se ha devaluado 40%, la Bolsa de Valores de San Pablo cayó a su peor nivel desde 1993, la deuda pública pasó de 54,5% a 58,3% del Producto Interno Bruto (PIB) en agosto, y un mes después ya se estima que sobrepasaba el 60%. "El ambiente económico con el que se enfrentará el próximo presidente, muy probablemente será un escenario de bajo crecimiento, inflación en alza, dólar caro y demanda externa comprimida", dijo el Instituto Brasileño de Estudios Políticos. Los mercados comenzaron a temblar en mayo cuando Lula comenzó a perfilarse como favorito. Su posible triunfo desató el miedo, por su fama de renegar de los compromisos internacionales del país. La turbulencia en los mercados se agravó con la crisis de confianza internacional, que secó el financiamiento externo e hizo cada vez más difícil la renovación del crédito privado. En septiembre, el Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó un paquete de emergencia de 30.400 millones de dólares, el grueso del cual estaba destinado a que el próximo gobierno pueda garantizar el pago de sus compromisos y, con ello, contener al mercado. Esa crisis de mercados ya impacta al crecimiento. En el primer semestre del año, el PIB brasileño creció 0,14% y deber a terminar el 2002 en 1%, una tasa exigua para dar empleo a 12 millones de desocupados y atender la pobreza de 54 millones de brasileños. La deuda pública brasileña (interna y externa) totalizó en agosto unos 202.000 millones de dólares al cambio actual. La mayor parte de la deuda es interna, aunque en un elevado porcentaje vinculada al cambio del dólar o a los intereses. Para el analista Alexandre Schwartsman, los inversores "saben lo que ocurrió en Argentina (y) deducen que Brasil va por el mismo camino, sin comprender que la situación es diferente". El analista recordó que "un 75% de la deuda del gobierno es liquidada en reales" y no en dólares.Lula ha lanzado un ancla en el sector económico, con un acercamiento que va en la línea de la disciplina fiscal y respeto a los compromisos externos de Brasil. La semana pasada, el candidato del PT convocó a a los pesos pesado de la industria y los bancos, sindicatos y ONG, y ante ellos se comprometió a ajustar las finanzas públicas, respetar contratos, controlar la inflación y mantener el libre cambio. Los mercados y organismos desearían que Lula mantuviera en el cargo a Arminio Fraga, presidente del Banco Central y pieza clave del equipo económico de gobierno pero resistido por el PT y su candidato, por considerarlo artífice del modelo económico que quieren cambiar. "El futuro presidente del Banco Central deberá tener sensibilidad con la gente", dijo Lula. (AFP)
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