Moscú. - Tropas rusas tomaron control del teatro moscovita esta madrugada y ultimaron al jefe de los terroristas después de que los 50 rebeldes chechenos comenzaran a disparar contra las 700 personas que mantenían secuestradas. Un intenso tiroteo y varias explosiones se produjeron durante la operación. Todos los rehenes han sido liberados, aunque al menos diez han muerto y otros dos resultaron heridos.
Las autoridades rusas dijeron que el líder de los rebeldes chechenos, Movsar Barayev, murió durante el asalto y los otros terroristas fueron ultimados o detenidos. Según el consejo de crisis ruso varios rehenes intentaron en ese momento escapar del edificio, al tiempo que tropas especiales avanzaban hacia el teatro con vehículos blindados para iniciar el asalto y proteger a quienes emprendían la fuga. Al menos dos mujeres lograron escapar, informaron reportes televisivos.
Serguei Ignatchenko, portavoz del mando operativo montado por el Kremlin desde el principio de la crisis de los rehenes, declaró que cuando los chechenos empezaron las ejecuciones, los secuestrados "intentaron abrirse paso y huir".
Las informaciones sobre el asesinato de rehenes se difundieron una hora después de que se escucharan un intenso tiroteo y varias explosiones en el interior del teatro. Poco después volvieron a oírse más explosiones y tiroteos, mientras la cadena NTV informó que dos mujeres rehenes salieron del interior del teatro.
Fuentes del mando operativo dijeron a la agencia Interfax que se trataba de dos rehenes que habían logrado escapar del cautiverio y que poco antes otros seis secuestrados también habían huido.
Las primeras explosiones tuvieron lugar a las 5.35 de la mañana (hora local) y pudieron escucharse en la calle Melnikov, donde se ubica el teatro escenario de la crisis de los rehenes.
Kudriavtsev declaró que en las dos horas anteriores el comando había matado a dos rehenes y herido a otros dos.
Las explosiones tuvieron lugar veinte minutos antes de cumplirse un plazo inicial dado por los terroristas para comenzar a ejecutar a los rehenes si el Kremlin no cumplía su demanda de poner fin a la guerra de Chechenia.
Ese ultimátum expiraba a las seis de la mañana (23 de anoche hora argentina), pero los guerrilleros chechenos lo ampliaron posteriormente cuatro horas.
Los chechenos mantenían cautivas desde hace tres noches a unas 700 personas dentro de esas instalaciones. Para hoy habían amenazado con comenzar a ejecutar a los rehenes si no se cumplían sus demandas de que Moscú declare el cese de la guerra en Chechenia.
Los secuestradores habían dejado salir el viernes a 19 personas, entre ellas ocho niños. El comando había exigido que un emisario de Putin se acercara al teatro tomado para entrevistarse con los secuestradores. Este pedido fue transmitido por el ex presidente Ruslan Auchev, uno de los intermediarios que ingresó al lugar donde se encuentra el comando checheno con cerca de 700 rehenes.
Dispuestos a morir
La periodista Anna Politkovskaia, integrante del gabinete de crisis que negocia la liberación de los rehenes, dijo a la televisión rusa: "La primera exigencia es que el presidente declare públicamente que interrumpe la guerra en Chechenia". "La segunda cuestión que quieren es que las tropas rusas se retiren de una región en Chechenia". Durante el retiro parcial los secuestradores mantendrán retenidas a sus víctimas, transmitió la periodista las exigencias de los separatistas. Los aproximadamente 50 rebeldes chechenos fuertemente armados, que aún mantienen en su poder a casi 700 personas, no se rendirán, según palabras de la negociadora. "Están dispuestos a morir aquí y esperan que Rusia tome por asalto el teatro para morir en la lucha", agregó.
En medio de un palpable ambiente de pesimismo y 48 horas después de iniciarse la crisis, Putin reconoció que la situación "es muy grave", aunque aseguró que la "única tarea es ayudar a la gente a conservar su vida" y que está abierto a todo contacto con los captores. El Kremlin acusa al presidente checheno, Aslan Masjadov, como presunto organizador del secuestro.
Crítica situación
Al comenzar la tercera noche de cautiverio, las condiciones de vida en el interior del teatro eran cada vez más precarias, ya que los rehenes carecen de alimento suficiente y las condiciones higiénicas son sumamente insuficientes. Ayer por la tarde, después de la mediación del médico Leonid Roshal que revisó a los cautivos, los rebeldes accedieron a la entrada en el edificio de agua y más alimentos para los rehenes, que hasta ahí sólo habían ingerido agua y chocolate. La decisión fue alcanzada después de largas negociaciones de casi tres horas de duración.
Durante la jornada, el comando había roto las negociaciones para liberar a cerca de 75 extranjeros: cuatro estadounidenses, dos alemanes, dos holandeses, dos australianos, veintitrés ucraniano s, tres turcos, un canadiense y tres británicos, entre otros. Hasta el momento, la operación causó la muerte de una sola víctima. Se trata de una joven empleada de 26 años, asesinada por el comando el pasado miércoles, cuando intentaba ingresar al teatro. El comando reconoció haberla matado, pensando que era una integrante de los servicios secretos rusos. (Télam, Reuters y DPA)