Rosarino, con fama de juez independiente

El civilista Gustavo Bossert, quien sorprendió al renunciar a su cargo como ministro de la Corte Suprema de Justicia, se incorporó al tribunal en 1994, cultivó un perfil de juez independiente que lo diferenció de la mayoría de sus colegas y hace apenas diez días reunió 169 votos en contra de su enjuiciamiento parlamentario.
Nacido en Rosario, Santa Fe, el 22 de mayo de 1938, Bossert se graduó como abogado en la Universidad Nacional de Córdoba en 1960.El pliego para su nombramiento como juez de la Corte había sido remitido por Carlos Menem al Senado el 20 de diciembre de 1993, y finalmente la Cámara alta lo aprobó el 9 de febrero del año siguiente.
Autor de numerosas obras jurídicas y literarias, y de proyectos de ley sobre filiación, patria potestad, matrimonio y divorcio, Bossert es profesor de Derecho de la UBA y ha desplegado la actividad docente en las universidades del Museo Social Argentino, de Rosario y de Pantheon-Assas de París, Francia.
Casado y padre de dos hijos -Federico y Ana-, había condicionado su permanencia en la Corte a la "evolución espiritual" en que quedó sumido luego del traumático juicio político que fracasó ante el Congreso.
Un total de 169 diputados se negó a acusarlo ante el plenario de la Cámara, en base a un dictamen de comisión contra los nueve jueces supremos que, en el caso del civilista, sumó nueve imputaciones que no prosperaron. Ningún otro magistrado de la Corte alcanzó una mayoría tan contundente en contra de su enjuiciamiento parlamentario.
"Hubo un cargo que realmente me hirió, que fue el de sostener que con mi conducta había contribuido al descrédito del Tribunal. Todos saben que llevo nueve años viviendo en mi despacho, que jamás falto a una reunión de acuerdo, que voy y vengo de mi casa a pie, sin custodia policial, que nunca hice nombrar para una alta función a alguien de afuera de la Justicia sino que siempre ayudé a promover a empleados", enunció Bossert al diario Clarín tras el archivo del juicio político a la Corte.
Autor de cuentos y premiado por el Fondo Nacional de las Artes, el ministro que resignó su sillón en la Corte ganó un concurso internacional de Narrativa en 1980, escribió la novela "El atropello", que editó Sudamericana y fue coautor del guión cinematográfico del filme "La invitación", dirigido por Manuel Antín y premiado en el Festival de Berlín en 1985.