Gustavo Conti / Ovación
Veira no es un técnico que acostumbra nutrir a sus equipos con futbolistas de inferiores. Prefiere que estos crezcan bien rodeados de gente capaz de llevarlos, con experiencia. Así se manejó porque en definitiva dirigió en clubes de elite, con un sostén económico importante que le permitía nutrirse de refuerzos. Claro que el Bambino sabe que no será lo mismo en Newell's. De todas formas, apeló en su debut a todos los que disponía. Por eso estuvo Liendo, por eso hubiera estado Lagorio si al ex Gimnasia no lo traicionara tanto la rodilla. El mensaje igual es claro: ellos cargarán la mayor responsabilidad pero no hay atenuantes para nadie: ahora hay que crecer. La presencia del Bambino exige, ¡y cómo! Un técnico de su trayectoria, con tantos lauros encima, no puede venir a experimentar y el plantel que dispone deberá ponerse a su altura, deberá aprovecharlo. Es una motivación para los jugadores de Newell's pero también una exigencia mayor. Y una oportunidad quizás única para muchos de ellos. Como nunca en los últimos tiempos en el Parque, en la cancha se verán los pingos. Los vaivenes de los últimos años en Newell's tienen también directo correlato con la irregularidad de varios jugadores, que no logran mantener un rendimiento parejo a lo largo de todo un torneo. Manso es un caso emblemático. Si bien él no es el único al que se lo debe exigir, su talento lo coloca un escalón más arriba en cuanto a la importancia que tendría su constancia para el equipo. Liendo también sería clave si de ahora en más tiene chances, mientras que Crosa, Passet y Domizi son los que más deben sostener la idea de que ahora es el momento de despegar. En el debut del Bambino, el que más pareció entenderlo fue Crosa, pese a que de alguna manera fue cómplice en el error del gol de Muller. Tuvo una predisposición única para marcar al ex Newell's y siempre quiso imponer presencia. Aunque aquella vacilación lo condenó, indicó un camino. Passet y Domizi también intentaron estar a la altura de las circunstancias, pero como tampoco ellos se liberaron de culpas cometiendo imprecisiones, deberán dar un salto de calidad frente a Olimpo, para ser ejemplo hacia los demás a la hora de jugar. Y los más jóvenes también sería bueno que entiendan que para ser alguien en la carrera que eligieron deben madurar. Como hace poco lo dijo Zamora, si no demuestran en Newell's lo que valen los sueños de mejores horizontes se esfumarán inexorablemente. Por eso los jugadores rojinegros hoy tienen una chance inmejorable. Menos displicencia, más obligación. Marino, Sacripanti, Saucedo, Belluschi, Vella, Rosales, y en menor medida Ponzio, todos deberían apuntalar internamente esa idea. En los últimos tiempos, los sucesivos equipos rojinegros fueron conducidos por gente inexperta para tal función y eso, si bien no supone un cierto relajamiento, obliga menos, por lo menos si se traspola aquella realidad con esta. Más allá del consenso o no que tenga Veira, si gusta o no su estilo o conducción, lo cierto es que su aura genera expectativas que van de la mano de la responsabilidad mayor que ahora tendrán sus dirigidos. La base para madurar al fin, está. Es el turno de los jugadores.
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