Los habitantes de la Comuna 13 intentaban ayer retornar a la normalidad tras la ocupación militar de los últimos días, que convirtió sus calles en escenario de la nueva guerra urbana que amenaza a Colombia. Tras tres días de intensos combates, los sonidos de disparos se oyen cada vez más lejos, en lo que parece ser el retorno a la calma. Mientras, unos 1.000 soldados y policías armados con fusiles de asalto, ametralladoras, chalecos antibalas y tanquetas blindadas, continuaban los registros de varias casas del sector, en donde se presume se esconden miembros de comandos urbanos de la guerrilla izquierdista.
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