Ariel Etcheverry / La Capital
Un buen dato y una aceitada coordinación. Cuatro delincuentes combinaron esos elementos para golpear ayer a la mañana a una joyería céntrica de la que se llevaron 8 mil pesos en efectivo y un paño exhibidor de joyas de oro, valuadas en aproximadamente 12.500 pesos. El atraco incluyó, en aproximadamente un minuto y medio, una maniobra de distracción previa cuando dos de los maleantes llegaron unos segundos antes y también una fuerte agresión a un empleado, al que le aplicaron un culatazo en la cabeza. La escena se completó cuando el grupo fugó a toda carrera por calle Sarmiento. El asalto se produjo alrededor de las 9 en el local de Joyería Mendoza, ubicado al 1112 de esa calle, casi esquina Sarmiento, que a esa hora hacía pocos minutos que había abierto al público. Pero en ese momento sólo se encontraban el propietario, Daniel Calvo, y el empleado Pablo Gesdy. Fuentes policiales contaron que primero arribaron dos hombres de entre 25 y 30 años, vestidos de sport con vaqueros, quienes dijeron estar interesados en entregar en parte de pago un juego de alianzas de oro. Al parecer, Calvo no detectó nada extraño en los recién llegados y por lo tanto los hizo pasar a una pequeña oficina que se encuentra en la parte posterior del local, donde había un escritorio y un par de sillas. "El titular los invitó a esa dependencia para que estuvieran más cómodos porque supuestamente debían exhibir algunas alhajas", comentó una fuente policial. Simultáneamente al ingreso de los dos primeros hombres en la oficina de Calvo, hizo su aparición un tercer integrante de la banda. Este último también utilizó un ardid parecido al de sus cómplices. Manifestó estar interesado en un par de alhajas que estaban a punto de ser colocadas en las vidrieras del local. El grupo de hampones se completó con un cuatro sujeto que, de acuerdo a lo que pudo establecer la policía, se habría quedado en la puerta del local en función de "campana". En cuestión de segundos las verdaderas intenciones de los recién llegados quedaron al descubierto. Gesdy recibió un par de culatazos que le produjeron heridas leves, pero sangrantes en la cabeza. Los hombres que habían ingresado a la oficina de atrás ya habían encañonado a Calvo. Así, con movimientos rápidos, encañonaron al dueño del local y lo obligaron a entregar 8 mil pesos en efectivo que estaban guardados en un cajón del escritorio, mientras que el maleante que estaba en el salón se apoderó de un ataché con un muestrario de cadenas y pulseras de oro con valor cercano a los 12.500 pesos. El grupo de delincuentes salió a la calle y encaró una fuga a pie por Mendoza y Sarmiento hacia el sur. Según testigos, Gesdy salió a la calle a perseguirlos. Así pudo ver que la gavilla llegó hasta 3 de Febrero, donde un automóvil los estaba esperando. En base al testimonio de Gesdy, que habría alcanzado a ver el modelo, marca y algunos datos de la matrícula, la policía confiaba en obtener algún dato para ubicar a la banda. Mientras tanto, en el local asaltado nadie quiso hacer ninguna declaración. "No se nada, a mí me mandaron a poner la cara con ustedes", dijo un familiar del dueño cuando este diario intentó conocer el relato de los testigos.
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