Científicos del Instituto Max Planck de Física Extraterrestres indicaron ayer que descubrieron en el centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea, un enorme agujero negro, el misterioso objeto celestial que succiona todo a su alrededor, incluida la luz. "Es un gran adelanto", dijo el doctor Reinhard Genzel, responsable del instituto ubicado a corta distancia de Munich. "Hemos podido excluir algunas configuraciones alternativas posibles y no queda nada que podamos considerar realista y posible, excepto un agujero negro". Desde hace 20 años los astrónomos han estado reuniendo información acerca de los agujeros negros, que se detectan al medir su efecto en las estrellas cercanas o la actividad alrededor de sus bordes. Los agujeros negros, como el del centro de la Vía Láctea, se cree son los restos de un quásar desaparecido. Un quásar es el corazón poderoso y superbrillante de las galaxias. Postulados por primera vez por Albert Einstein, los agujeros negros han sido descritos como la victoria final de la gravedad, debido a su capacidad de succionar estrellas y otros astros galácticos.
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