Los iraquíes dieron a Saddam Hussein un nuevo mandato de siete años sin que en el referéndum del martes se registrara un sólo voto en contra. La mayoría de los votantes sufragó a la vista de integrantes del oficialista partido Baath, porque temía votar detrás de las cortinas ante la posibilidad de que eso fuera interpretado como un signo de oposición al gobierno.
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