Marco Cicchirillo / La Capital
El economista Aldo Ferrer, integrante del equipo que planteó el Plan Fénix, defendió la estrategia que lleva adelante el ministro de Economía: "Lavagna negocia mejor que Cavallo con el Fondo Monetario Internacional" (FMI), aunque puso algunas reservas sobre el acuerdo final que pueda alcanzar la Argentina. En particular, sobre las restricciones que exige el organismo en materia de políticas crediticias proactivas, que entiende, servirían para fortalecer la recuperación económica del país sin entrar necesariamente en un proceso inflacionario. -¿Cuáles son las expectativas que tiene sobre la economía argentina en el corto plazo? -Dentro de un escenario de gravedad, en el corto plazo comienzan a aparecer algunos indicios de estabilidad, de un mayor nivel de actividad económica. Hay un cierto relajamiento de las restricciones en el sistema financiero, reaparición del crédito y del uso de la moneda nacional, una cierta estabilidad del tipo de cambio, y un estilo de negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) más responsable, en el cual se trata de llegar a un entendimiento sin caer en la subordinación a los criterios del FMI. -¿Entonces, para usted, el ministro de Economía, Roberto Lavagna, planteó mejor las negociaciones con el FMI que Cavallo en su momento? -Sin ningún lugar a dudas que Lavagna negocia mejor que Cavallo con el FMI. Hay un cambio significativo respecto de sus antecesores. No firma cualquier cosa; discute y trata de ver cómo se llega a un entendimiento. Lo que no quiere decir que la política que lleva adelante es del todo satisfactoria. El riesgo del acuerdo es que implique una política muy restrictiva en lo fiscal y monetario. Por un lado, generaría un cierto espacio de tranquilidad pero, por otro lado, puede constituirse en una restricción en el manejo de la política económica. Habrá que ver cómo se balancean estas dos cuestiones. -Sin fondos, con tasas elevadas y el crédito prácticamente inexistente, es difícil generar un proceso de reactivación. -Allí está el problema. El país desde la declaración de cesación de pagos no accede al crédito internacional. Se tiene que vivir al contado, pero en el corto plazo esto no plantea dificultades porque hay un superávit comercial enorme en la balanza comercial. En cambio, para el crédito interno depende esencialmente de las políticas que implemente el Banco Central; por ejemplo, redescuentos para algunos sectores específicos. De todas formas, la actual situación de la Argentina no permite bajar las tasas todo que fuese deseable porque es necesario al mismo tiempo generar un atractivo para que la gente deje la plata en pesos. Por eso es importante la intervención directa del Central. -Sin embargo, eso es contrario a las exigencias del FMI. -Sí, por eso hay que ver cómo se cierran las negociaciones, aunque con la idea de que si hay que caer en default con los organismos tampoco se viene el mundo abajo. -¿Sin acuerdo no corre el riesgo de perder la estabilidad de la cual recién hablaba? -No creo, pero depende del gobierno. En el peor de los casos es un asunto incómodo para la Argentina pero también para los organismos. Si se mantiene muy firme la política de control de cambios, de equilibrio macroeconómico, de reactivación de la economía, se irá generando una situación que hará posible un acuerdo más adelante sobre bases distintas. Lo importante es partir del supuesto, y me parece que desde ese punto de vista la posición del ministro de Economía es correcta, de que la situación de la Argentina no depende del FMI. Es conveniente un acuerdo pero no quedar subordinados a los organismos multilaterales de crédito. -¿Las perspectivas de vivir de las exportaciones choca con un contexto internacional desfavorable? -Argentina tiene que apostar a la exportación y al mercado interno. Todas las políticas de reactivación se dieron así, y en Argentina es fundamental. Las exportaciones representan entre el 10 y 15% del PBI, mientras que el consumo interno el resto. Entonces, sin reactivación de la demanda interna, sin mejora del nivel adquisitivo, sin una política crediticia activa, es muy difícil salir adelante. -Sobre este punto están los que dicen que esto genera inflación. -No necesariamente. Hay que ver para qué se da la plata y cuál es el resultado del dinero que se otorga. Una serie de redescuentos para capital de trabajo para pymes, para sustituir importaciones, incluso para el mercado interno, tiene como contrapartida un aumento de la oferta que mantiene un equilibrio del sistema, porque aumenta la liquidez, la oferta y la demanda, ya que a mayor nivel de actividad y de transacciones, habrá más ahorro y no necesariamente inflación. Un criterio que aplican los países desarrollados.
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