Racing empató con Gimnasia 1 a 1 y convirtió así al Cilindro de Avellaneda en una caldera, ya que los hinchas académicos despidieron con una catarata de insultos al entrenador Osvaldo Ardiles al final del primer tiempo y una vez concluido el encuentro. Diego Milito a los 37 segundos y Gonzalo Choy González a los 4', ambos en el primer tiempo, anotaron los goles. El árbitro Rafael Furchi expulsó en el segundo tiempo a Lucas Bustos, de Gimnasia, y Maximiliano Estévez, de Racing. Frente al andar avasallante de su archirrival y puntero del torneo, Independiente, cuyo escenario es por estos tiempos un verdadero santuario, Racing tiene su propia caldera. El partido comenzó a toda orquesta, pero fue decreciendo paulatinamente de acuerdo al opaco momento futbolístico que atraviesan los dos equipos. Antes del minuto, Sixto Peralta habilitó a Milito, quien al llegar al borde del área metió un zurdazo que entró junto al palo derecho de Juan Carlos Olave. Gimnasia reaccionó inmediatamente y luego de un centro desde la derecha de Martín Pautasso, Choy González remató ubicado en el punto del penal y la pelota ingresó junto al poste izquierdo de Gustavo Campagnuolo. Racing monopolizó el balón en la mayor parte de la etapa, pero contó con escasos encuentros entre sus tres jugadores más adelantados, Peralta, Milito y Maximiliano Estévez. En tanto, el equipo de Carlos Ramacciotti apostó al contraataque, aunque curiosamente logró convertir luego de estar en desventaja. Racing se retiró a los vestuarios con la desaprobación de sus hinchas, que eligieron como blanco de su disgusto al técnico Osvaldo Ardiles. En el segundo tiempo, Racing acentuó su protagonismo y sumó al buen rendimiento de Milito el aporte de Carlos Arano, generando entre los dos tres situaciones de riesgo en el cuarto de hora inicial. Pero la falta de respuestas ofensivas albicelestes ante el clásico cerrojo de Ramacciotti (aún con un hombre más durante 22 minutos) fue tan evidente que la despedida final para Ardiles no podía ser muy distinta que la del primer tiempo. Para colmo, Estévez le aplicó un codazo a Germán Castillo, pero la gente prefirió eximir a los futbolistas de la mayor parte de la responsabilidad y se las tomó con un Ardiles que debería estar arrepentido por haber prometido un fútbol champán con tan escaso material. (Télam)
| |