Cuando todo se encaminaba a un acuerdo con los organismos financieros internacionales, la número dos del FMI, Anne Krueger, instó al país a negociar en forma inmediata con los acreedores privados, antes de acordar con el organismo y tener la posibilidad de recibir dinero fresco. Recordemos que la última misión enviada a Washington contaba con una gran cantidad de técnicos, lo que hacia presagiar un rápido acuerdo, que luego de las declaraciones de la señora Krueger no parece ni tan rápido y menos aún cercano. Los hombres del FMI pedían cosas muy razonables:
* Que las provincias tengan un déficit equivalente al 60% del que tuvieron en 2001 (misión cuasi imposible).
* Que no emitan más monedas secundarias, y que el Patacón tenga el mismo rango que el resto de las monedas provinciales (así impediría su uso para pagar impuestos nacionales).
* Que si no se paga la deuda de los acreedores privados y se impone mayor presión tributaria, como mínimo el presupuesto debería estar en equilibrio.
* Sinceramiento de las tarifas de servicios públicos. Así se terminaría con tarifas políticas e inflación reprimida.
* Sanear el sistema financiero.
Si se cumple con todos estos pedidos, y se renuevan los vencimientos de deuda, el país vería despejada la posibilidad de una disparada del dólar. Pero como se solicita que se sinceren los precios de los servicios públicos, estaríamos en el camino de un mayor aumento de precios, la inflación subiría y esto deterioraría los salarios, lo que implicaría menor consumo, y por ende menores ingresos tributarios y un ajuste de gastos muy fuerte para poder cumplir las metas fiscales.
Amigo de la liquidez
Describir este escenario es como explicar cómo arribamos a la estanflación, una mezcla de estancamiento con inflación. En este marco, los conflictos sociales podrían potenciarse, y el adelantamiento de las elecciones a diciembre sería el mejor remedio para un contexto de alta incertidumbre y un gobierno que pierde poder a pasos agigantados.
En los últimos días, el gobierno estaba muy entusiasmado. Hoy, podemos decir que estamos mucho más lejos del acuerdo, y repensando cómo reestructurar la deuda para ver si podemos acceder a alguna ayuda del exterior.
Si hay acuerdo con el FMI, el dólar estará mucho más tranquilo pero habrá que aumentar tarifas y esto impactará en los precios, perjudicará a los que tienen deudas con CER y beneficiará a los tenedores de Cedro. Si no hay acuerdo, el dólar sube ya que hay pocas reservas para pagar los vencimientos de deuda.
Por todo esto, la sugerencia es: sea amigo de la liquidez, no hay ningún activo que lo pueda seducir más que el estar líquido, ya que los precios están ligados a la suerte de este gobierno con los organismos financieros. Si tiene un crédito no lo cancele, en Argentina usted tiene el honor de tener un crédito que mañana será inexistente, si cancela pierde la liquidez y el crédito no lo recupera jamás. Espere con dólares en mano, los negocios que pueden aparecer si a Argentina le va bien o mal pueden ser espectaculares, pero hoy hay que desensillar hasta que aclare.
La Ciudad
