Año CXXXV
 Nº 49.628
Rosario,
domingo  13 de
octubre de 2002
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Una historia de los gauchos asesinos guiados por Tata Dios
El recuerdo de la masacre de unos 50 inmigrantes vascos y escoceses ocurrida en Tandil en 1872

Gustavo Bernstein

Inserta en el marco de los movimientos mesiánico-milenaristas, la masacre de casi medio centenar de inmigrantes vascos y escoceses a manos de una secta de gauchos -liderada por un curandero devenido en "mesías"- ocurrida en Tandil hacia 1872, es abordada en "Apocalipsis al sur" por el antropólogo Lorenzo Macagno.
"Se trató de un grupo de peones de estancia, puesteros y desertores del ejército que se habían agrupado en torno de un tal Solané, a quien llamaban el "Tata Dios", y emprendieron una feroz matanza contra los "infieles" en la creencia de que -ante el inminente apocalipsis- tal acto les auguraría la salvación y la prerrogativa de habitar el paraíso terrenal que brotaría de la piedra movediza-, explica Macagno.
"Por supuesto -advierte- el hecho incluía otros condimentos, como las internas religiosas de la zona o las reformas económicas posteriores a Rosas por las cuales el ganado vacuno cedió lugar al ovino, y cuya cría estaba asociada con la llegada al país de los primeros inmigrantes escoceses y vascos franceses".
Publicado por Biblos, el libro relata y analiza los episodios que comenzaron la madrugada del 1º de enero de 1872 cuando en la plaza principal de Tandil medio centenar de gauchos portando cintas punzó irrumpió con lanzas tacuara y rifles al grito de "¡Viva la religión! ¡Mueran los masones! ¡Mueran gringos y vascos!".
Los conjurados respondían a Gerónimo de Solané, manosanta a quien creían un enviado por Dios a la región para proteger a los "argentinos" e instaurar una era de felicidad y abundancia; anuncio mesiánico que se combinaba con otra admonición apocalíptica: en la piedra movediza surgiría un nuevo pueblo donde vivirían los elegidos en un paraíso de justicia y armonía.
Tanto el anuncio del fin del mundo como la matanza de inmigrantes fue, para quienes se empeñaban en la construcción de un Estado-Nación "moderno", una afrenta que sólo admitía la aniquilación: algunos fueron muertos en enfrentamiento, otros encarcelados y luego fusilados y su cabecilla, acribillado en prisión por desconocidos nunca descubiertos.

Levantamiento mesiánico
"¿Dónde inscribir aquel levantamiento mesiánico? -se preguntó el autor-. ¿Simple arranque de xenofobia como reacción a las políticas de inmigración que promovía Sarmiento? ¿La última montonera gaucha en un remoto poblado del sur? ¿Un arranque de prerrevolucionario de violencia que anunciaba al país otras formas orgánicas de acción política?" \"A mi juicio -apunta- el mesianismo del grupo de Solané no puede ser catalogado como un simple arranque de histeria colectiva, alienación generalizada o espontaneísmo protonacionalista, sino inscripto en el fenómeno que las ciencias sociales dan en llamar movimientos mesiánico-milenaristas".
Según consigna el volumen, estos movimientos sociorreligiosos contienen elementos simbólicos recurrentes: las injusticias a ser reparadas y la era de felicidad y abundancia previstas en un plano terrenal, la lealtad incondicional al mesías, la salvación entendida con carácter dicotómico (entre fieles e infieles), la ineficacia atribuida a las eventuales armas de los infieles (blancos, colonizadores, extranjeros).
Macagno, radicado en San Pablo, comparó este episodio de Tandil con otros similares ocurridos en territorio brasileño (donde constituyen un hito ineludible del imaginario social); entre ellos, aquel movimiento de los Canudos liderado por Antonio Conselheiro que inspirara la novela de Vargas Llosa "La guerra del fin del mundo", llevado al al cine por Sergio Rezende.
Aunque aclaró: "Es cierto que el movimiento de Solané, en términos cuantitativos, no adquiere la magnitud de otros fenómenos ocurridos en Brasil, Africa u Oceanía, pero el número de víctimas y victimarios superó la centena; algo de considerable impacto en aquel espacio geográfico tan escasamente poblado".


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