-¿Qué quisiste reflejar en la obra? -El mundo de las raves, la noche, los after hours, el dance. El objetivo es recalcar un manifiesto al que llegué casi como un trabajo de campo, porque soy un poco adicto a esos lugares y soy un ferviente observador de los códigos comunes. -¿Cuáles son esos códigos? -El lenguaje de los sentidos y cómo se potencian. Hay algo que tiene que ver con la mirada y cómo te comunicás con el otro; la indumentaria y el deseo de destacarse, o de estar en lo que llamo un olimpo cósmico, donde mucha gente se cree un dios; el gusto, con el tabaco y el alcohol. También es importante la vivencia de la música. Más allá que esté de moda, hay todo un culto alrededor de estas cosas y una cierta soledad. -Sin embargo la idea es hallar compañía. -Sí, pero la gente está sola, no son lugares para acurrucarse con su pareja: uno va en busca de nuevas sensaciones y nuevas experiencias. Hay muchas historias sexuales y eróticas, pero sobre todo de seducción, donde todo está permitido, menos la agresión verbal y física. -¿Quiénes son los personajes? -Andrea Boffo es Ursula Constantinopla, la que frecuenta esos lugares; el otro personaje es Delfina Moon, que es María Caila, una workholic que tiene un enojo existencial por el abandono de su madre. Cúspide es un perro amigo de Ursula, un personaje imaginario, representado a través de un sonido en off. -Aparece también una idea de soledad -En cada individuo hay un resquicio con esa idea de ausencia del otro, y la ausencia en las raves es colectiva, por más que haya miles de personas. Hay sobre todo una ausencia de identidad. Esto tiene que ver con un juego inconsciente de la búsqueda de la vida y la muerte. -¿Por qué? -El dance tiene el ritmo y los altibajos de una relación sexual. El momento del clímax es ese en el que se produce como una explosión de los sentidos que es casi orgásmica y el orgasmo es de alguna volver a nacer. -¿Qué vincula a esos trabajos con este? -Una determinada estética y lo visual. Creo que no puedo realizar otra cosa. Las imágenes se me disparan para el lado del color, del surrealismo, de lo bizarro. También aparece la movida nocturna, el HIV, la degradación de la conducta y de los valores. Tiene que ver con la oscuridad del ser humano. Pienso que la gente que enfrenta esas liturgias buscan un poco más, no están conformes con lo impuesto. Claro que sostengo que podés ser un sacado, pero con respeto, tratando de no agredir. Hay que llevar bien la propia locura. -¿Qué riesgo implica hablar recurrentemente de estos temas? -Uno escribe liberando y ofreciendo el alma. Yo pienso en el espectador, pero me parece que la masa es muy grande. Me interesa que llegue a la gente que se siente identificada con lo que escribo. -¿Es una toma de posición o una obsesión? -Soy un obsesivo del experimento. Siempre estoy buscando descubrir algo nuevo que me haga vibrar y me libere. "Ursula Constantinopla" va hoy, a las 21, en el CET, San Juan 842.
| Boffo, Monzón y Caila imitan el submundo de las raves. (Foto: José Granata) | | Ampliar Foto | | |
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