El parque Independencia fue de los abuelos. Como si fueran chicos jugaron, se divirtieron y hasta bailaron en la calle. Es que ayer se realizó la VII edición de las Olimpíadas de Adultos Mayores que contó con la participación de unas 1.700 personas de Rosario y la zona. Hubo actividades recreativas, mateada y pachanga. Pero fundamentalmente fue un espacio de integración entre los nonos que participan en distintas instituciones. "Esto significa vivir", resumió doña Marta, de barrio Belgrano.
Es una iniciativa de la Dirección de Deportes de la Municipalidad y a la que se suman centros de jubilados, vecinales, el Pami, clubes y las entidades que tienen actividades para la tercera edad. La idea es que se integren a través de juegos y del hecho de compartir un momento juntos y al aire libre.
La tarde de ayer fue ideal, aunque tan calurosa que obligó a poner botellones de agua para que la gente se refrescara. Y también muchos optaron por la sombra.
Los abuelos coparon el bulevar Oroño frente al laguito. Primero participaron de un desfile con las 53 instituciones presentes. Se identificaron con las respectivas pancartas, pecheras y colores. Pasaron como si fueran una comparsa, animados por la música. Poco importaba si algunos andaban en sillas de ruedas.
Vinieron de los barrios Cristalería, La República, Saladillo y Belgrano, el Pami I, los centros de día de Castilla y Asturiano, del Parque Oeste, y la vecinal Lisandro de la Torre, entre otros. También había grupos de Villa Gobernador Gálvez, Coronel Arnold, Pérez y San Lorenzo. Llegaron en colectivos y cada grupo con sus coordinadores.
Después de una ronda de mates, pasaron por los veinte juegos de destreza, ingenio e integración, dirigidos por estudiantes de educación física.
Había adultos que dejaron a la familia en la casa y se engancharon con la propuesta. Y varios comentaron que ya participaron en ediciones anteriores.
Felices y divertidos
A los mayores se los notó felices y divertidos, festejaron cada punto del juego y muchos no dejaron de moverse un instante. Es que se preparan todo el año para este evento y para ellos significa "vivir", como dijo Marta (68 años).
Para Osvaldo Cecarelli (71 años) es "como volver a ser chicos" y muy divertido y alegre por el hecho de juntarse con gente del propio barrio y de otros.
Finalizada la hora del juego, vino el momento del baile e invadieron el centro del bulevar, que a esa hora parecía más bien un carnaval. Varios se prendieron, pero claro, la mayoría eran mujeres, como toda la tarde.
"Los hombres no alcanzan, pero igual la cosa es pasarla bien", comentó sonriente Ana María junto a sus compañeros del grupo Albatros, del Parque Alem.