Año CXXXV
 Nº 49.628
Rosario,
sábado  12 de
octubre de 2002
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Equipo variable
Los cambios, una constante de Zamora

José M. Petunchi / Ovación

El equilibrio y la regularidad son bienes muy preciados en el fútbol. Y aquellos equipos que alcanzan esas premisas terminan siendo al cabo los principales protagonistas de los torneos. Para lograr estos objetivos -que muy pocos alcanzan- es necesario reunir una serie de factores. Entre esos aspectos se puede encuadrar la continuidad que necesita todo jugador para ganar en confianza y rendir de mejor manera. Así, por ejemplo, Independiente, el líder del Apertura fue uno de los equipos que más veces repitió la misma formación; otro es River, que en los últimos tres encuentros reiteró los mismos nombres y ganó. Boca también mantuvo una base bien definida en casi todos los partidos, aunque no siempre con buenos resultados. Y eso que en estos casos, recambio es lo que les sobra. Incluso, los rojinegros mantuvieron prácticamente la misma base durante los primeros cinco partidos con muy buenos resultados. Obviamente que esto no es una regla matemática, si no para alcanzar esa meta bastaría con repetir los mismos jugadores. Sin embargo, su continuidad también redunda en confianza, y sumando partidos, un jugador, especialmente si es joven como la mayoría de los rojinegros, va adquiriendo experiencia, se va soltando y por lógica su rendimiento mejora, aún en situaciones comprometidas.
Sin embargo, Newell's, salvando las diferencias de plantel y pese a no tener uno tan numeroso, se da el lujo de cambiar en todos los partidos. Porque luego de un inicio de torneo en el que prácticamente repitió la formación -sólo en la 3ª fecha realizó dos cambios, después nunca más de uno-, Zamora varió ostensiblemente a los titulares de un partido a otro. A excepción del cotejo ante San Lorenzo, en que hizo una sola modificación respecto al que empató con Boca (1-1), en los demás efectuó entre 3 y 4 cambios. De esto se pueden visualizar dos cosas. Por un lado que está buscando el óptimo rendimiento de sus dirigidos. Pero por otro, el más notorio, que Zamora sigue sin encontrar el equipo. Y un análisis mucho más crudo podría ser que son manotazos de ahogados que está dando el técnico en su afán de enderezar un rumbo que se torció en la sexta fecha tras el duro golpe que significó la derrota ante Central, de la que, según el DT, todavía no se recuperaron.
La mejor manera de graficar estos datos, si se toman en cuenta los once que jugarán mañana ante Lanús, es que el DT hará tres cambios respecto al equipo que perdió ante San Lorenzo. Una situación similar se dio ante Nueva Chicago (7ª fecha), Banfield (9ª) y Boca (10ª, con 4 variantes).
Es decir que en esos partidos cambió la tercera parte del equipo, aunque tal vez lo más preocupante se haya visto con Unión, cuando en el complemento puso a Marino por Ruiz y realizó tres cambios posicionales. Marino jugó de ocho, Domínguez -que arrancó de cinco bis- pasó de dos y Leo Fernández -que empezó de dos- pasó de cuatro. Un despropósito, al margen del resultado.


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