San Pablo. - Ante la casi segura unión de la izquierda en torno a su candidatura, el líder socialista Luiz Inacio Lula da Silva dejó ayer en claro que buscará también el apoyo de los conservadores para derrotar al oficialista José Serra en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales brasileñas, el 27 próximo. El líder petista obtuvo ayer el apoyo clave del ex candidato centroizquierdista Ciro Gomes y ya logró sumar a buena parte del conservador Partido del Frente Liberal (PFL) con miras a la segunda vuelta. Lula afirmó que el ballottage será una "nueva batalla" y por ello necesita incluso el apoyo de los que "no tienen afinidad" con él o con el PT. "Yo quiero el voto hasta de quien no quiere cambios", dijo el ex obrero metalúrgico a una audiencia de dirigentes, alcaldes y diputados de su Partido de los Trabajadores (PT) en la zona industrial ABC, en las afueras de San Pablo.
Lula ganó con la mayor votación jamás recibida por la izquierda en Brasil la primera ronda, pero deberá ir a una segunda con el oficialista José Serra, de 64 años. "El 13 (número electoral adjudicado al PT) hace bien a este país, sea un voto que viene de la derecha o de la izquierda", agregó Lula, quien disputó la primera vuelta de la elección apoyado por el centroderechista Partido Liberal, cuyo líder, el empresario textil José Alencar, es su compañero de fórmula.
El ex sindicalista consiguió ayer el respaldo de uno de sus adversarios hasta el domingo. Ciro Gomes, del Partido Popular Socialista (PPS), anunció formalmente ayer su pleno apoyo a Lula. "Nos ponemos como partido orgánicamente a disposición de la candidatura de Lula, quien dirá qué participación quiere que tengamos en la campaña", dijo Gomes a periodistas en Fortaleza, capital del norteño estado brasileño de Ceará, hablando en nombre de su partido.
En tanto, el ex candidato del Partido Socialista Brasileño (PSB)) Anthony Garotinho, un pastor evangélico y ex gobernador del estado de Río de Janeiro (cuyo gobierno fue ganado por su esposa el domingo), ya prometió apoyar a Lula, pero con la condición de que ponga fin a sus alianzas con "la derecha". Lula obtuvo en la primera vuelta más del 46% de los votos válidos y tendría un amplio campo para cosechar sufragios entre esos dos partidos, que sumaron casi el 30%.
Estadísticamente Lula necesita un 4% más de los votos que logró en la primera vuelta para ganar la presidencia, pero los analistas consideran que la del 27 de octubre será una nueva elección, volviendo la campaña a foja cero.
En la caza por los votos conservadores, el PT ya se aseguró un importante respaldo, el del ex presidente del Congreso, Antonio Carlos Magalhaes, uno de los principales "caciques" políticos del Partido del Frente Liberal (PFL), que integró la coalición gubernamental de Fernando Henrique Cardoso hasta abril pasado. "Mi posición será la de votar (por Lula) y pedir a los que me siguen que hagan lo mismo", afirmó ayer Magalhaes, quien es un declarado enemigo político de Serra. "No soy «petista», pero hay una coincidencia de banderas y proyectos, como ocurrió cuando luchamos juntos por aumento del salario mínimo, por la erradicación de la pobreza y por el fin de la inmunidad parlamentaria", expresó Magalhaes, que logró un nuevo mandato de senador.
Lula ya había asegurado antes de la primera vuelta el respaldo del ex presidente José Sarney, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), y de su hija Roseana Sarney, del PFL, quienes rompieron relaciones a comienzos de este año con Cardoso y con su candidato. Esas adhesiones motivaron un comentario irónico de Cardoso, quien sostuvo que las antiguas oligarquías políticas conservadoras "perdieron peso en Brasil y ahora buscan sobrevivir aliándose a Lula, lo que me parece paradójico". No obstante, los analistas dan como seguro de que la mayor parte del PFL eludirá el "contrasentido" apuntado por Cardoso y optará por respaldar la candidatura de José Serra, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB).
Entre los exponentes del PFL que declararon ya su apoyo al delfín de Cardoso, está el vicepresidente de la república, Marco Antonio Maciel, quien ayer prometió que buscará unir el partido en torno a Serra. Convertido en "novia codiciada" de la disputa electoral, el principal partido conservador de Brasil realizará hoy una reunión, en la que buscará definir su posición hacia la segunda vuelta.Según algunos analistas, varios dirigentes del PFL coinciden con Maciel en otorgar apoyo a Serra, pero esa opción podría ser descartada en caso de que genere una división profunda en el seno del partido. En ese caso, el PFL podría declararse neutral en la disputa y liberar a sus integrantes para apoyar individualmente a cualquier de los dos candidatos, según sus preferencias.
Un partido de fútbol diferente
Serra, a su vez, declaró ayer que la ampliación de las alianzas no serán el objetivo más importante de su campaña hacia los comicios del día 27, y afirmó que buscará el apoyo "de personas, más que de partidos". Retó a su vez al ex líder metalúrgico a "participar en todos los debates que sea posible" y le advirtió que la segunda ronda de votación no es como el segundo tiempo de un partido de fútbol, sino otro diferente. "El debate entre los dos candidatos es esencial. Es esencial debatir educación, salud, seguridad para que la población pueda comparar las dos propuestas", expresó Serra, que obtuvo el domingo el 23% de los votos.(Reuters y DPA)
La Ciudad
