"Soy psicóloga, trabajé en la rehabilitación de alcohólicos, y en la dirección de Salud Mental. ¿Quién iba a pensar que luego sería yo quien llegaría a perder la razón, los vínculos, me llenaría de desazón y de falta de productividad a causa de una esquizofrenia? "Luego de un quiebre emocional, a los 33 años, sufrí el primer ataque, que fue mal diagnosticado. Salí azarosamente de la primera internación sin mayores complicaciones, aunque me daba cuenta de que estaba enferma. "Retomé mi vida, gané una beca y me trasladé a Buenos Aires. Luego de 8 años tuve otro brote y ya tenía una hija. Este episodio me comprometió más. La internación duró cerca de 8 meses. En ese tiempo estuve mal medicada y los fármacos no me permitían leer y destrozaba los zapatos caminando. Además me producía gran angustia estar separada de mi hija. "Al tiempo tuve otro brote y dos internaciones breves. Salí sin demasiadas secuelas y me puse en manos de un psicólogo de orientación lacaniana, pero de pronto me encontré en medio de una depresión enorme, con ideas de suicidio. Al contarle esto a una amiga, su marido médico me llevó al doctor Alberto Bertoldi, que me internó. Estaba asustada y no entendía porqué el médico me cambiaba toda la medicación. "Al tiempo comencé a sentirme beneficiada por los nuevos fármacos. Mi calidad de vida mejoró, adquirí dominio sobre mí y buenos vínculos, a la vez que pude reintegrarme al trabajo y criar a mi hija. "Estoy satisfecha por haberme enfermado porque redescubrí muchas cosas. Ahora trabajo para mejorarme y desarrollarme. Durante ese período encontré gente excelente, comprometida, que trabaja a la par nuestra para que mejoremos. Hoy mi proyecto de vida está muy claro: poder ayudar a personas que sufren lo mismo". Amancay Rodríguez Celín
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