Las personas con esquizofrenia se caracterizan por una extrema sensibilidad y una dificultad para el manejo de las emociones, que los hace frágiles. Son suaves, afectivas y muy tiernas. La enfermedad no evidencia rasgos físicos. Se manifiesta por episodios de crisis, que quiebran la normalidad de su vida. Según lo explica una persona afectada, "en esos momentos se sufren alucinaciones y sentimientos de persecución. Es como si te quisieran matar todo el tiempo, pero lo más doloroso es darse cuenta de que uno no puede controlar ni su cuerpo ni su mente", confesó. En algunas situaciones pueden ponerse violentos hasta atentar contra su vida. Gracias al avance de los fármacos, el paciente logra estabilizarse y es posible que se eviten los brotes. En general se trata de personas inteligentes. Muchos concluyeron los estudios universitarios y lograron un buen desempeño profesional. La enfermedad suele despertarse en la juventud, y en general se la confunde con rebeldías adolescentes. Se los tilda de vagos y poco sociables, ya que una de las primeras manifestaciones es el aislamiento. Se desconoce si su origen es genético o social, pero se sabe que existen emociones puntuales que disparan las crisis.
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