Sergio Roulier / La Capital
"María es nuestra esperanza en la crisis actual". Así lo planteó el arzobispo de Rosario, monseñor Eduardo Vicente Mirás, durante su homilía en la celebración por el Día de la Virgen del Rosario. Cerca de 3 mil personas participaron de la procesión y posterior misa que tuvo lugar en la plaza de la Coronación, frente al Concejo Municipal. El prelado llamó a imitar el ejemplo de fidelidad de la santa patrona en torno a los "deberes morales y ciudadanos" para "recrear en la Nación una existencia digna para todos y un fundado optimismo para el futuro". La crisis fue el tema recurrente en la celebración de la Virgen tanto en las intensiones religiosas como en el testimonio de los fieles que se acercaron a participar. Y el momento que vive la ciudad tampoco pasó desapercibido. Y en ese sentido, Mirás convocó a asumir las responsabilidades de cada uno y a ser protagonistas del cambio. Y en especial frente a los excluidos "que viven de cualquier forma en la ciudad", según dijo a La Capital. La celebración mariana comenzó en la Catedral donde algunos fieles se acercaron desde temprano a venerar la imagen de Nuestra Señora del Rosario. La procesión partió a las 16.30 desde la puerta de la basílica. La Virgen fue saludada con pañuelos y pétalos de flores arrojadas desde los edificios vecinos. La peregrinación fue dirigida por el padre Ignacio Peries, y acompañada por los sacerdotes del clero local, abanderados de escuelas y agrupaciones religiosas. La gente se ubicó donde pudo en la plaza y siguió muy atenta las indicaciones del cura de Natividad del Señor como la misa presidida por el arzobispo. Mirás remarcó el lema "Confiemos junto a María que es nuestra esperanza en la crisis actual". Insistió con el compromiso de fidelidad hacia los valores humanos y ciudadanos que "restituirán la confianza para recrear en la Nación una existencia digna para todos". La homilía fue seguida por unos tres mil fieles que se ubicaron en las cercanías del altar ubicado sobre la esquina de 1º de Mayo y Rioja. Isabel vino con sus dos hijas y aprovechó el espléndido día de sol para pedirle a la Virgen por trabajo, aunque no ocultó que disfrutó el feriado junto a su familia en un día de picnic. A pocos metros, Luisa oraba en silencio sentada en un banquito para camping. Vino con sus vecinas de la zona oeste para rogarle a la Virgen que le ayude a conseguir un empleo, ese que hace un año perdió en un sanatorio. Las súplicas por el trabajo y la paz fueron una constante. Muchos se aferraron al rosario que tenían entre los dedos y otros fijaron sus ojos en la imagen. El intendente Hermes Binner acompañó la peregrinación y estuvo en el palco junto a la titular del Concejo, Luisa Donni, y otras autoridades. A todo esto, los vendedores ambulantes ubicados en la plaza 25 de Mayo intentaron salvar el día con las flores y las estampitas que vendían a un peso. A pesar de la buena concurrencia -que superó la del año pasado cuando llovió- no les fue tan bien. "Viene menos gente que otras épocas y se vende menos", se quejó Jorge. Quizás toda una postal de una ciudad que se aferra a sus cuestiones más tradicionales, como la celebración de la festividad de su patrona, en un tiempo de privaciones y desigualdades sociales. "Rosario tiene los problemas del resto del país, pero agravados por ser una gran ciudad. Hay mucha gente excluida que vive de cualquier forma. Este es el problema que entre todos debemos tratar de solucionar", instó Mirás. Y por último, convocó a asumir "las responsabilidades que tenemos" y a "ser protagonistas del cambio y no meros espectadores" ya que "de toda la sociedad depende que la República cambie".
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