Año CXXXV
 Nº 49.624
Rosario,
lunes  07 de
octubre de 2002
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Nubarrones sobre el veranito del ministro Lavagna

Pablo Kandel

El tránsito alcista del dólar es cauteloso y lento pero obligó a aumentar las tasas de interés. Hoy es negocio hacer un plazo fijo a 4 ó 5% mensual pero después, ¿a qué costo se va a prestar ese dinero? Así, se esparce un interrogante sobre el futuro de esta tenue reactivación. Este paso lento entre dólar y tasas puede transformarse en otra carrera de las tantas que tradicionalmente fueron minando las energías de los productores, industriales y consumidores, y dejó al país sin financiamiento interno durante muchos años.
Desde mayo, había cierta estabilización y se abrió oxígeno para nuevos proyectos. Mucha gente que tenía dólares "de colchón" los desempolvó y se empezaron a abrir algunos negocios pese a que seguían cerrando otros. Pero en las últimas dos semanas, como consecuencia de la incertidumbre sobre si habrá o no acuerdo con el FMI, por amparos, por la liberación parcial de depósitos bancarios de corralón que en parte se volcaron al dólar, y por las consecuencias que puede traer sobre Argentina el giro histórico de las elecciones brasileñas, esa ecuación se alteró.
Además los países vecinos no se quedaron dormidos y devaluaron, aunque no tanto como Argentina desde fines de 2001. Quiere decir que la ventaja cambiaria no desapareció pero mermó.
Entretanto, el resultado de la recaudación de septiembre, por un lado, sigue mejorando los bajos niveles nominales del año pasado pero los impuestos muestran signos de agotamiento con respecto a lo que se recaudaba en agosto de este año y esto incluye los derechos de exportación, el impuesto al cheque, impuestos a combustibles y aportes sociales. El IVA recauda algo mejor porque el avance de la inflación ensanchó la base contributiva. Si es cierto que la economía en negro creció de 30 a 50% del PBI, entonces esto es poco consuelo y la tendencia no va a marcar un incremento firme de la recaudación del IVA.
Además, los productores están reteniendo granos porque consideran que los precios van a subir y además no quieren que el grueso de la ganancia se vaya en retenciones para beneficio de la burocracia. En lo que hace al impuesto a débitos y créditos bancarios, se lo consideró una panacea por su fácil recaudación pero al mismo tiempo provoca desbancarización y da pie a la proliferación de operaciones en negro.
De aquí se puede sacar una enseñanza: en un país que está empobrecido por un lado se busca recaudar más pero por otro se hace todo lo posible para que la gente tenga que operar en negro y/o sin papeles, porque uno comprueba que si todo lo hace en blanco, la perspectiva es fundirse.
A la presión de impuestos nacionales hay que agregar los provinciales y locales, y la tragedia es que en todos los órdenes se superponen impuestos y bases contributivas, y casi todo se recauda sobre ventas de negocios formales y en operaciones bancarias dejando prácticamente de lado toda la actividad clandestina o extralegal. (DyN)


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